sábado, 31 de marzo de 2018

"Ojalá le guste" por Vivi García

   Lourdes, mi nieta de casi ocho meses, había terminado su almuerzo cuando sonó en mi celular  "Gallo ciego" por el maestro Osvaldo Pugliese (por suerte, mi amiga Alita me había bajado la aplicación de la 2 x 4, la radio que da cátedra sobre la historia del tango). En ese instante levanté a Lou de su silla, la tomé en mis brazos, puse su manito sobre la mía, ella acomodó su cabeza en mi hombro y así, como en un salón de baile, empezamos a caminar el tango, a "pisar a tiempo", a acariciar el piso. Corazón a corazón. Torso con torso. Ella, inquieta y movediza,  se entregó a la música igual que yo, y en silencio bailamos por toda la casa. Bendito celular, bendita radio, bendito sea nuestro primer tango.
   Cuando el baile terminó, regresamos al juego con la torre y al gateo. Mientras la observaba andar, con sus rodillas, manos y pies, entre peluches y pelotas de colores, pensé: ojalá le guste, ojalá lo sienta como yo. Ojalá, en la pista de la vida, baile, ría y sueñe en dos por cuatro. 


lunes, 19 de marzo de 2018

La pausa necesaria por Vivi García

La pausa necesaria por Vivi García
Todos los jueves, Clarita y Mario se juntaban a leer poesía y a tejer. Él había aprendido rápido. La mesa era un lío de libros, papeles, lanas y agujas. A la rueda de las palabras se sumaban el té, los colores de los ovillos y los secretos. Éstos últimos eran reservados para el cierre del encuentro, cuando ya habían paseado por la mesa varias teteras y el tejido había crecido como el coraje necesario para soltar aquello guardado bajo siete llaves.
Y en ese preciso momento, cuando lo escondido en un rincón del alma salía a la luz, la taza quedaba apoyada en el plato, las cucharas dejaban de cantar sobre la porcelana y la aguja hacía la pausa necesaria para que salieran las palabras hasta entonces calladas. En ese instante, se abrían el corazón y los oídos y los ojos de quien escuchaba. Después venía el alivio, un gran alivio que impregnaba toda la casa.
La amistad, como cada jueves, volvía a celebrarse con un rico té, unos poemas y un manojito de palabras.