REFLEXIÓN EN DOMINGO. Por Vivi García.
Siempre recordamos con mi amiga Emilse una frase que me sabe cálida, de cuidado, de amorosidad, y la misma es "lleva un saquito por si refresca". Esa expresión, que seguramente alguna vez nos dijo nuestra mamá, nuestra abuela, una amiga, una pareja, reaparece en mi memoria con cierta añoranza...
El tiempo va pasando y una va evaluando las relaciones que tuvo y evocando aquellas veces que la expresión estuvo presente y sonó linda para nuestro corazón y para nuestros oídos.
Hoy soy una persona adulta, autónoma e independiente y celebro las relaciones que tuve porque fueron de crecimiento sin duda, y muchas de mis parejas me han dicho "llevá un saquito por si refresca o por si el aire acondicionado está muy fuerte". Celebro esas palabras y esos vínculos que recuerdo aún con sus fechas de vencimiento, como suele ocurrir en las relaciones humanas...
Hay días en los que añoro que alguien me dé ese consejo, extraño la recomendación de alguien que se preocupe para que no pase frío y me envuelva con palabras cariñosas cargadas de protección y abrigo.
A veces la vida nos pone en un lugar donde nosotros mismos debemos decirnos: "ojo, llevá un saquito porque a veces en el cine con el aire vas a sentir frío..."
Pero, confieso... que me gustaría que algún día un compañero de la vida me recordara el ya famoso "llevá un saquito..."
Los rompecabezas del amor siempre me han traído dificultad en su armado, pero nunca hay que perder las esperanzas.
Ah! me olvida: lector, lectora de estas líneas, aunque sea verano, llevá un saquito.
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