lunes, 19 de diciembre de 2016
lunes, 12 de diciembre de 2016
CLÍNICA DE CUENTO ORAL
Clínica de cuento oral para narradores.
Sábado 7 y 21 de enero de 9:00 a 13:00 (Se puede tomar una fecha o las dos).
Zona: Floresta.
Sólo 10 vacantes.
Inscripción por correo o por teléfono: requetecuentos@hotmail.com / 155 953 4565
Sábado 7 y 21 de enero de 9:00 a 13:00 (Se puede tomar una fecha o las dos).
Zona: Floresta.
Sólo 10 vacantes.
Inscripción por correo o por teléfono: requetecuentos@hotmail.com / 155 953 4565
viernes, 1 de julio de 2016
domingo, 22 de mayo de 2016
LÉAME MÁS de Vivi García
Con Juan José Decuzzi y Elisa Vázquez. Se presento el 21 de mayo a las 18:00 en el teatro de Flores.
Una hermosa tarde!!!
Una hermosa tarde!!!
lunes, 25 de abril de 2016
Cuando los cuentos despliegan sus alas...
Historia Robadas... se presenta el cuarto sábado en La Forja (Bacacay 2414, Flores). Es una propuesta de narración oral con algunas particularidades: una mesa de café, relatos ensamblados, comentarios, y dos charlistas que re descubren las historias como si las escucharan por primera vez. Se crea un clima íntimo perfumado de emociones diversas. El humor, la ironía, la sencillez laten en cada cita. Y lo mejor: la gente que nos acompaña. Por suerte, siempre hay un buen fotógrafo, como, José Arruabarrena u Osvaldo Clarens que nos toma varias fotos que documentan la magia del Encuentro. Los esperamos el 28 de mayo.
lunes, 21 de marzo de 2016
"El predicador de Floresta" por Vivi García
Durante algún tiempo, los domingos por la
tarde exactamente a las cinco, llegaba el predicador. Se ubicaba a la salida de
la estación Floresta del ferrocarril Sarmiento, en Venancio Flores y Bahía
Blanca. Desde la escalinata comenzaba a anunciar las Buenas Nuevas: “¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz en la
tierra entre los hombres que gozan de su favor”, de esta manera, con esta
cita bíblica, solía saludar a los que pasaban, a los que se detenían a
escucharlo, a los que se burlaban de él. El predicador seguía entregando su
mensaje como un ramillete de flores: “Ánimo,
hija, por tu fe has sido sanada…”, y narraba maravillosamente la historia
de la mujer de las hemorragias imparables que se curó al tocar la capa de Jesús.
Era un hombre moreno, de baja estatura, pero
su voz era la de un gigante. “Otra vez llegó el loco”, decían algunos vecinos,
pero vaya a saber por qué razón se quedaban a escucharlo.
“…Luego
tomó en sus manos los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, dio
gracias a Dios y los partió , los dio a los discípulos y ellos los repartieron
entre la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos…”. Y el milagro de
los panes y los peces inundaba las calles y se metía por las ventanas abiertas
de los que no se animaban a salir. Sus citas bíblicas se transformaban en
relatos que contenían milagros, promesas, buenos deseos.
Escuchado o aparentemente ignorado al
encuentro dominguero cada vez iba más gente, algunos dejaban pasar un tren y
otro para oírlo contar. Algunos vecinos sacaban bancos a la esquina y de a poco
ese ingreso y salida de la estación se fue convirtiendo en un auditorio.
Nunca se supo qué encontraban los oyentes en
el mensaje del predicador. Qué descubrían en esas palabras que se escapaban de
ese Libro de tapas negras gastadas y de hojas delgadas con bordes dorados.
Un domingo de primavera el predicador
estaba como iluminado, de su boca brotaban mensajes encendidos, el silencio
acompañaba el momento, sólo su voz en el aire y la caricia de la llegada de dos
trenes que en direcciones opuestas se detuvieron juntos en el momento exacto
en el que el predicador decía: “Pidan, y
Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá.
Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la
puerta, se le abre”. Desde ambos andenes los pasajeros comenzaron a
descender y a rodear al predicador y entre todos los rostros, entre todas las
siluetas, se escuchó una voz que pidió: “dígalo todo de nuevo por favor”. Y el
decidor de las palabras en llamas repitió : “Pidan,
y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá…”.
De a poco, lentamente, los pasajeros siguieron
sus destinos, algunos hacia la avenida Rivadavia; otros, hacia la calle
Avellaneda; los vecinos guardaron sus sillas, y los burladores callaron.
Ese fue el último domingo que Floresta contó
con su presencia. Nadie conocía al predicador. Nadie le había
preguntado su nombre. Quizá, ya lo había dicho todo y debía visitar otros
lugares, tal vez regrese algún día y vuelva a hablar de milagros, promesas,
abundancias…
En una de las pocas paredes que quedaban
blanqueadas, sin escrituras futboleras, alguien escribió: “Volvé predicador, y
contanos de nuevo lo de aquel día que comieron todos…”.
Nadie
ha tachado el mensaje en años, no hubo lluvia capaz de borrarlo, y no
hay habitante de Floresta que no conozca la historia del predicador, ése, que entregaba
la Palabra
como un ramo de flores.
jueves, 18 de febrero de 2016
viernes, 15 de enero de 2016
Enero
No sé por qué razón llegué a Floresta,
venía de una casa grande
con una gran familia.
Nunca tuve patio, es cierto,
pero hoy, desde mi pequeño balcón
puedo observar los árboles
que me presta un fondo vecino.
Siento la bendición del viento
en mi piel, en el canto de un llamador de ángeles
y en la danza de las hojas.
La gata descansa sobre la cama,
el perro abuelo elige su mullido canasto,
y Lara, una caniche nieta, disfruta junto a mí
de esta tarde, sin duda, regalo del Universo.
A este mirador con rejas verdes
llega un pedazo de cielo
que como una ofrenda,
me ofrece el sol y las estrellas
cada jornada.
A veces el Milagro
está ahí, al alcance de las manos.
viernes, 8 de enero de 2016
Alas
Este cuadro mínimo lo compré en un museo de París, no recuerdo en cuál (eso sucede cuando se visitan muchas lugares en poco tiempo), se llama "La lectora", es de Jean-Honoré Fragonard. Imagino que el original debe ser de un nivel de expresión altamente valorable.
Más allá del acto íntimo de leer, la obra, tiene cierta dosis de erotismo, quizá por su vínculo con el libro, tal vez por la intriga que genera saber qué estaría leyendo esa joven. Es bello sin duda.
¿Recuerdan el libro y la película "El lector"?, jamás olvidaré la escena en la que ella recibe en la cárcel los casetes grabados por éĺ...
Aún privados de la libertad, la LECTURA pone alas.
Más allá del acto íntimo de leer, la obra, tiene cierta dosis de erotismo, quizá por su vínculo con el libro, tal vez por la intriga que genera saber qué estaría leyendo esa joven. Es bello sin duda.
¿Recuerdan el libro y la película "El lector"?, jamás olvidaré la escena en la que ella recibe en la cárcel los casetes grabados por éĺ...
Aún privados de la libertad, la LECTURA pone alas.
sábado, 2 de enero de 2016
Los caminos de la Lectura
Mientras pintan mi casa, leo. Lecturas pendientes. Libros que esperan en un estante junto a otros. Le tocó el turno a "Santa Evita" de Tomás Eloy Martínez. Y mientras mis paredes recuperan su belleza yo atravieso laberintos como los del ropero del cuento "Novia ausente", de Marco Denevi. Porque leer es eso, descubrir caminos, atajos, tomar pendientes y levantar vuelo. De a ratos el pintor me pregunta: "¿qué le parece el color de la reja del balcón?", y le digo rapidito: "genial". Y le respondo cortito porque quiero volver al balcón del libro.
Desde allí espío, la historia, la ficción, las desmesuras. Y tomo conciencia de mi desnudez como lectora, y me descubro asombrada, indefensa, gigante y feliz.
Va a quedar lindo mi departamento.
Desde allí espío, la historia, la ficción, las desmesuras. Y tomo conciencia de mi desnudez como lectora, y me descubro asombrada, indefensa, gigante y feliz.
Va a quedar lindo mi departamento.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)