domingo, 15 de junio de 2025

Verdadera convivencia 15/06/25

 Verdadera convivencia.   Por Vivi García

   Cuando era apenas una niña sentía mucho miedo al  ir al baño de la casa de mi abuela. En él, en el techo, había dos o tres arañas de patas largas. Yo le pedía a mi abuela que me acompañara, y ella que conocía las razones de mi pedido me explicaba nuevamente que no podía echarlas, que tenían derecho a compartir el baño y que en un ratito se meterían en el respiradero y no las vería por muchos días.

   Su explicación era válida, me crié educada por mis padres en el derecho a la vida que tienen todos, me enseñaron de chica a respetar las hormigas de la vereda, a mi madre  ya la conocí vegetariana, o sea, había entendido el planteo de mi abuela, pero aún así me daban miedo las "patalarga". Recuerdo la tarde que ella me explicó que seguramente las habitantes de seis patas temían de nosotras pero eran valientes y no se escondían al encender la luz, o al abrir la ducha. Nunca, mientras mi temor me acompañó, mi abuela dejó de contenerme, hablarme y esperarme en la puerta del baño diciendo una y otra vez: "todo está bien?".

Hoy, ya grande, cuando visito a mi abuela sé que nunca estaremos solas. Sé, que además de sus gatos añosos, habrá una patalarga en algún lugar de su casa. 

Y el miedo? El miedo se marchó para siempre!


IG @vivi.garciagarcia

Reflexión de domindo 15/06/25

 REFLEXIÓN EN DOMINGO.    Por Vivi García.

Siempre recordamos con mi amiga Emilse una frase que me sabe cálida, de cuidado, de amorosidad, y la misma es "lleva un saquito por si refresca". Esa expresión, que seguramente alguna vez nos dijo nuestra mamá,  nuestra abuela, una amiga, una pareja, reaparece en mi memoria con cierta añoranza... 

   El tiempo va pasando y una va evaluando las relaciones que tuvo y evocando aquellas veces que la expresión estuvo presente y sonó linda para nuestro corazón y para nuestros oídos. 

   Hoy soy una persona adulta,  autónoma e independiente y celebro las relaciones que tuve porque fueron de crecimiento sin duda, y muchas de mis parejas me han dicho  "llevá un saquito por si refresca o por si el aire acondicionado está muy fuerte". Celebro esas palabras y esos vínculos que recuerdo aún con sus  fechas de vencimiento, como suele ocurrir en las relaciones humanas...

    Hay días en los que añoro que alguien me dé ese consejo, extraño la recomendación de alguien que se preocupe para que no pase frío y me  envuelva con palabras cariñosas cargadas de  protección y abrigo.

    A veces la vida nos pone en un lugar donde nosotros mismos debemos decirnos: "ojo,  llevá un saquito porque a veces en el cine con el aire vas a sentir frío..."

   Pero, confieso... que  me gustaría que algún día un compañero de la vida me  recordara el ya famoso "llevá un saquito..."

   Los rompecabezas del amor siempre me han traído  dificultad en su armado,  pero nunca hay que perder las esperanzas.

   Ah! me olvida: lector, lectora de estas líneas, aunque sea verano, llevá un saquito.

¿Me llevás? 15/06/25

 "Me llevas?" por Vivi García. 

   Una de las cosas que más me gusta del tango danza es que alguien me conduce, un hombre o una mujer que sabe el rol conductor.

   Alguien que me invita a viajar por la pista fluyendo con un tango. Qué lindo!

   Me gusta sentir que otra persona toma decisiones por mí a la hora de bailar.    Algunos dicen que les cuesta dejarse llevar... 

A mi me encanta!

   Son muchas las cosas que a diario decido, realizo, organizo, concreto y que nadie puede hacer por mí. Pero en la pista  prefiero que un conductor o una conductora me propongan ese viaje musical, ese desplazamiento que es el tango, esa caminata magnífica, a tiempo, con prolijidad, con pasión. Sí, en esa instancia prefiero que otro u otra sea el timonel que sabe con certeza cual el el norte.

   Por suerte, hoy,  cualquier persona puede aprender ambos roles o sea puede ser conductor o conductora en la danza, ser conducido o conducida y alternarlos  si así lo desea. A veces llevar,  a veces ser llevado por decirlo de alguna manera.    Pero hay algo imprescindible en el tango y es la construcción del abrazo que nos permite volar,  sin duda volar! sin despegar los pies del piso.

Compañía 15/06/25

 Compañía.  Por Vivi García.


- Luisa, qué gusto encontrarla!  La otra noche la vi regresar de la estación muy tarde, seguro que volvía de darle de comer a los gatitos, tenga cuidado... a esa hora suelen suceder algunas cosas...

-  No te preocupes, Matías, yo estoy acostumbrada a ir de noche. Te contaré un secreto: pasada la medianoche dejo de estar sola.

- Sé que están los gatos, Luisa. Pero ellos...

- No me refiero a los gatos, me refiero a los aparecidos.   Los que atropelló el tren porque cruzaron sin mirar o aquellos que cruzaron aún cuando vieron que el tren venía. Después de las doce se ubican a los costados de las vías donde han caído. No son muchos, dos, a veces tres, suelen estar en las cercanías del paso peatonal de nuestra esquina. Ahí se juntan  los aparecidos.

-  Y qué hacen,  Luisa?

-  Conversan, se ríen, cantan bajito hasta muy tarde,  yo he ido por los gatos en diferentes horarios y los vi. Claro, no hablan conmigo, sin duda yo estoy del otro lado todavía...

- Bueno... Luisa, mejor me voy,  espero que tenga un buen día. Me llevo este secreto que me acaba de contar...

- Buen día para vos, Matías. A veces  parecen novedades aquellas cosas cotidianas, cierto?

- Puede ser, Luisa. Tal vez sea tal cual usted lo cuenta. 

   Matías volvió a su casa con un gesto dubitativo en su rostro. Luisa caminó serena hasta su edificio, entró, y se preparó unos mates.

Consejos de madre 15/06/25

 "Consejos de madre" Vivi García. 

Hoy puse en lavandina y agua la vajilla del té. Ya lo decía mi mamá: "el té mancha y la porcelana se ve como sucia". Y tenía razón! Cuando en el fondo de la taza notamos esa oscuridad, aunque sepamos que no es suciedad, da cosita... Les cuento que me quedaron como nuevas después del baño! 

Aunque, en el fondo de mi corazón, siento que borré todas las huellas de los que tomaron el té en mi casa.

Permanencia 15/06/25

 Permanencia.    Por Vivi García.

Llegó apurado a la parada.  Tuve ganas de decirle: "no corras! ninguna de las dos líneas de colectivo está viniendo", pero no dije nada. Su aroma llegó primero que él.  Usaba ropa deportiva y un perfume inadecuado para las doce del mediodía. Ese olor me remitía al olor de otro hombre pero no pude identificarlo. Sin duda mi memoria olfativa fue imprecisa.

 Y el colectivo,  impuntual. Sólo la fragancia me acompañó durante todo el viaje.


Aquaman 15/06/25

Aquaman

Cuando yo tenía diez años estaba perdidamente enamorado del guardavida de la pileta. Lo observaba caminar, nadar, tomar sol...A veces él se subía al trampolín y después de dar tres saltos en esa tabla  móvil se tiraba y caía hasta el fondo de la pileta, y cuando salía parecía un actor de cine sacudiéndose el agua que le había quedado en el pelo... Recuerdo especialmente el día que jugando en la pileta perdí los aparatos, sí, los aparatos de ortodoncia. Mamá me los había recomendado especialmente porque habían salido carísimos. Ella siempre me pedía atención con ellos porque había tenido que conseguir un segundo trabajo para pagarle al ortodoncista. 

 Yo tenía una cajita donde los guardaba y me la colgaba del cuello. Pero, si bien mamá me había advertido  que no los llevara al club,  me  olvidé y me metí a la pileta con ellos. Al salir me di cuenta que los había perdido y ahí recurrí a mi héroe, a mí Aquaman... Le conté todo lo sucedido con lágrimas en los ojos,  realmente ya era una actriz a los diez años. Me pareció conmovido. Me dijo que no me preocupara que si al nadar no los encontraba haría vaciar la pileta sólo para evitar que mi mamá me retara. 

De inmediato se sacó la remera se tiró al buceó, rastreó todo el fondo de la pileta Y salió con los aparatos en sus manos. Yo lo aplaudí y lo aplaudieron todos! porque por el altavoz del club ya habían avisado que si alguien encontraba mis aparatos de ortodoncia en el agua por favor los devolviesen.


Bueno, en realidad todo esto es cierto hasta la escena que le pido ayuda llorando contándole lo sucedido... Nunca se tiró para buscarlos, ni hizo  vaciar la pileta. Simplemente simuló interesarse.


 Precozmente supe que los héroes sólo existen en el cine, y que los príncipes azules, tarde o temprano, destiñen!


Texto basado en un relato de Patricia Esponda.