domingo, 7 de febrero de 2021

"Herencia" por Vivi García

 

   El teatro estaba lleno, lo aplaudían de pie. Mar, el bailarín, cantante, actor, saludaba desde el escenario con un enorme ramo de rosas. Después de la función dio una conferencia de prensa, en ella varios periodistas le hicieron preguntas; algunas más osadas, otras acerca de su vida artística, sobre su vida privada. Una joven le preguntó por qué se llamaba Mar, y él le contó la historia que a su vez sus padres le habían contado desde muy pequeño y no una vez, varias veces. El artista les dijo que se llamaba Mar porque había sido concebido a orillas del Atlántico. En tiempos que sus padres se habían amado profundamente, una tarde con la playa desierta, hicieron el amor casi en el agua. Es por eso que quedó registrado en todo su Ser el don de la danza, del canto, todo heredado del agua danzarina y cantora. Por eso él creía que su destino tuvo que ver con el baile, la actuación, con tantas ramas del arte que había llevado por los escenarios del mundo. Abrazado al ramo de rosas que seguía en sus manos, esperó la siguiente pregunta de otra joven periodista: “Mar, de no haber conocido la historia de este nombre tan particular, casi ambiguo, el mar, la mar… ¿hubiese sido otra su profesión?”. Mar se tomó unos segundos para meditar y dijo: “No, aunque mis padres nunca me hubieran contado la historia de amor que dio origen a mi nombre, ya estaba tallado en mi alma el camino, ya el mar había dejado su herencia de danza, de movimiento, de ese oleaje que canta de una manera rítmica, permanente… Estoy seguro, que de no haber escuchado la historia de mis padres, igualmente mi alma, mi esencia me hubieran entrega esa información, bajada directamente a mi corazón, a mi cuerpo… No, señorita, no hubiese podido ser otra cosa que lo que soy, es más, creo que es lo único que sé hacer”.