martes, 17 de agosto de 2021

“Renato” por Vivi García

  Ciclo EL CUENTO DE LOS BUENOS DÍAS.

“Renato” por Vivi García
Éramos adolescentes. Me enamoraé de él en tercer año del comercial. Sobresalía en clase. Hablaba como si tuviera un río en la boca y en sus aguas cálidas fluyeran las palabras. Los profesores lo apreciaban, sus compañeros lo querían de verdad. Pero lo que yo sentía era otra cosa. No sólo admiraba sus “decires”, sino que además deseaba su boca. Esperaba el abrazo contenedor al despedirnos cada tarde en la plaza del barrio. Con sus apenas dieciséis era ecuánime, discreto, tierno. Tal vez por eso ni los más revoltosos del curso podían dejar de tenerlo en cuenta a la hora de armar un picadito, una salida, una tarea escolar. Yo proyectaba junto a él mi juventud y adultez. Los sueños envolvían mi corazón y todo junto a Renato me resultaba posible.
Cuando egresamos, en la misma plaza de las despedidas, me tomó de las manos y mirándome fijamente me dijo: “¿Sabés cuánto te quiero?”. Yo sólo sonreí y esperé, intuitivamente esperé, sabía que esa pregunta contenía una respuesta ambigua. “Te quiero mucho mucho, pero más lo amo a Él”- me respondió.
Hoy Renato es el párroco de la iglesia a la que concurro cada domingo. Sus palabras siguen navegando en aguas cálidas y yo lo sigo admirando como cuando en el aula lo escuchaba dar lección de historia.
El domingo pasado predicó sobre un pasaje de la Primera carta de San Pablo a los Corintios, capítulo trece. El tema era el amor. El AMOR. El amor. Tal vez el único tema del que valga la pena reflexionar. Sin duda, el gran tema de la humanidad.
Cuando nos despedimos, y casi como una broma de la secundaria me dijo: “¿sabés cuánto te quiero?, entre risas cómplices le respondí "mucho". Y al oído, como en cada despedida le susurré: “pero más lo amás a Él”. Y me retiré celebrando aquel mediodía.
Decía San Pablo: “Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor, pero la más importante de las tres es el amor”. *
Supe a mis dieciocho que no podía competir. Supe que amar a Renato en silencio era todo un Camino que valía la pena recorrer.
*1 Corintios 13, 1-13.