viernes, 10 de diciembre de 2021

"Sacapuntas" por Vivi García.

Eran tiempos de cartas, ¡cartas! De papel perfumado y sobre en composé. Una por semana, dos tal vez. Él era un artista plástico que vivía en un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Ella, en la cuidad grande y ruidosa. El cartero frecuentaba esas casas como las palomas a los campanarios de la iglesias. Ese era el vínculo que por diversas razones pudieron construir.
Para Laura no existía sonido más bello que el del timbre que anunciaba la entrega de una nueva carta. Antonio, en cambio, disfrutaba del canto del sacapuntas al desnudar los lápices con los cuales le escribía. Rojos, a veces verdes, negros, violetas. Con la viruta colorida fabricaba sueños que plasmaba en sus cuadros.
Un sábado por la mañana, Laura recibió al cartero un vez más. Era una invitación de Antonio a una muestra de pinturas. Se dirigió hacia el salón de arte ubicado en pleno centro de la ciudad. Perpleja se detuvo frente a un cuadro pequeño pero imponente desde su absoluta sencillez. Predominaba el collage como técnica: papeles de diversas texturas, piedras de colores, pequeñísimo objetos y viruta de lápices. La obra se titulaba "Hasta que me leas". Ella lo buscó entre los presentes. Antonio ya la había distinguido entre la gente. El abrazo duró lo que varias cartas tardaban en viajar de una casa a la otra.
La correspondencia siguió hasta el último suspiro de Antonio. Hasta la última lágrima de Laura.
La obra, con algunas virutas menos, está en mi living. La heredé de mi abuela Laurita junto a un manojo de cartas que aún hoy huele a lavanda y jazmín acompañado del relato de mi madre que con pudor me obsequió esta historia de amor por entregas.
Cartas, ¡muchas! Las guardo en el cajón de mi escritorio. Tal vez, algún día me atreva a leerlas.
vivitecuenta@gmail.com
@vivi.garciagarcia
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miércoles, 8 de diciembre de 2021

Amores gatos. Por Vivi García.

   Desde que Roberta viajó al cielo de los gatos, Renato intenta copiar sus hábitos para que la extrañe menos. Él cree que no me doy cuenta. A menudo le susurro al oído: ¡hola Robertita! ¡Qué grande estás! Y Renato se achica sobre el sillón que ella usaba y casi casi se parecen un poquito. Luego maúlla como gata y en ese preciso momento corro hacia él y le doy incontables besos y caricias por todos sus esfuerzos para traerla una y otra vez.

Amores gatos. Gatos de Amor puro. Puro amor "felinohumano".



lunes, 8 de noviembre de 2021

"¿En qué piso vive el amor?" por Vivi García

 "¿En qué piso vive el amor?" Por Vivi García. 

   Cuando me mudé al antiguo edificio de la calle Esperanza un cartelito en el hall de entrada advertía "el ascensor no funciona ni funcionará". Creí que era una broma y que pronto lo repararían. Pasaron meses, años y nunca lo arreglaron. Entrené mi cuerpo para que por lo menos dos veces al día subiera dignamente hasta mi departamento del piso ocho. Durante la primavera conocí a un señor que tocaba el violín y vivía en el piso dieciocho. Pensé que sería un entusiasmo pasajero. Siempre admiré a los músicos. Me equivoqué. Hace meses que ambos subimos y bajamos varias veces al día. El amor nos puso en forma. La escalera al cielo, existe.



domingo, 31 de octubre de 2021

"A las cinco" por Vivi García

 No existían los celulares. Se citaron en la puerta del teatro San Martín a las cinco. Ella llegó puntual. Él tuvo un inconveniente y se demoró. Tal vez con su auto.

Ella a las seis se marchó. Él llegó seis y cinco.

Aún hoy ella cree que él no fue a la cita. Él piensa que ella no pudo esperarlo. 



"Ricardito" por Vivi García

 "Ricardito" V.G

¿Niño gato  o gato niño eterno?

 Gato cantor que anuncia las mañañas

 como una calandria feliz en pleno vuelo.

Bello, dulce, suave, hablador, poeta... ¡gato!




lunes, 25 de octubre de 2021

"Secreto" por Vivi García

 Las flores recibieron la mañana desplegando sus pétalos a modo de saludo, reverencia, agradecimiento... ¿Declaración de amor?

Tal vez...


 


Cómplices

 "Cómplices" Vivi García.

Sonaba una antigua canción.
El té bailaba en la taza.
Esperé a que terminara su disfrute,
y lo bebí.


AROMAS por Vivi García

 Fotorrelato.

Siempre amé los Paraísos. En la vereda de la casa de mi abuela siciliana había uno. Desde entonces atesoro el aroma de sus flores.
Siempre me detengo ante ellos cuando los descubro en primavera ofreciendo su perfume. El viento colabora y siguiendo la ruta de la memoria olfativa los encuentro bellos, altos, generosos. Y otra vez, vuelvo a la casa de la abuela donde una niña parecida a mi me espera, sentada en la vereda sobre una silla de madera y paja con una flor de paraíso en su pequeña mano.



martes, 17 de agosto de 2021

“Renato” por Vivi García

  Ciclo EL CUENTO DE LOS BUENOS DÍAS.

“Renato” por Vivi García
Éramos adolescentes. Me enamoraé de él en tercer año del comercial. Sobresalía en clase. Hablaba como si tuviera un río en la boca y en sus aguas cálidas fluyeran las palabras. Los profesores lo apreciaban, sus compañeros lo querían de verdad. Pero lo que yo sentía era otra cosa. No sólo admiraba sus “decires”, sino que además deseaba su boca. Esperaba el abrazo contenedor al despedirnos cada tarde en la plaza del barrio. Con sus apenas dieciséis era ecuánime, discreto, tierno. Tal vez por eso ni los más revoltosos del curso podían dejar de tenerlo en cuenta a la hora de armar un picadito, una salida, una tarea escolar. Yo proyectaba junto a él mi juventud y adultez. Los sueños envolvían mi corazón y todo junto a Renato me resultaba posible.
Cuando egresamos, en la misma plaza de las despedidas, me tomó de las manos y mirándome fijamente me dijo: “¿Sabés cuánto te quiero?”. Yo sólo sonreí y esperé, intuitivamente esperé, sabía que esa pregunta contenía una respuesta ambigua. “Te quiero mucho mucho, pero más lo amo a Él”- me respondió.
Hoy Renato es el párroco de la iglesia a la que concurro cada domingo. Sus palabras siguen navegando en aguas cálidas y yo lo sigo admirando como cuando en el aula lo escuchaba dar lección de historia.
El domingo pasado predicó sobre un pasaje de la Primera carta de San Pablo a los Corintios, capítulo trece. El tema era el amor. El AMOR. El amor. Tal vez el único tema del que valga la pena reflexionar. Sin duda, el gran tema de la humanidad.
Cuando nos despedimos, y casi como una broma de la secundaria me dijo: “¿sabés cuánto te quiero?, entre risas cómplices le respondí "mucho". Y al oído, como en cada despedida le susurré: “pero más lo amás a Él”. Y me retiré celebrando aquel mediodía.
Decía San Pablo: “Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor, pero la más importante de las tres es el amor”. *
Supe a mis dieciocho que no podía competir. Supe que amar a Renato en silencio era todo un Camino que valía la pena recorrer.
*1 Corintios 13, 1-13.


jueves, 24 de junio de 2021

"El milagro de su voz" por Vivi García

 

“El milagro de su voz”

(Homenaje a Carlos Gardel)

*Lo que está en “negrita” debe cantarse.

 


            Como cada veinticuatro de junio fui a verlo a Carlitos a la Chacarita. ¡Qué se yo! Estar ahí, tocar el bronce... “El bronce que sonríe”. Me hace sentir bien... ¡me hace sentir que estoy cerca de él, de su esencia!

            Yo ya te conté lo del año pasado, ¡fue tan fuerte el encuentro ! Llegué al cementerio de mañana y me puse a mirar el monumento como redescubriéndolo: su sonrisa intacta, su porte..., debí cerrar mis ojos con fuerza para no llorar. Serán los años, la nostalgia... No sé.

            Pero este año fue diferente - prestá atención. Llegué al cementerio con la convicción de que ochenta años no son nada. Estaban por cerrar. Yo entré sin tomar en cuenta el reloj. Dejé, como siempre, el ramito de violetas en la puerta de la bóveda y me dirigí hacia el bronce.

            - Vos no entendés..., te reís porque no sentís lo mismo que yo. A mí me corre el tango por las venas y tengo un fuelle en el pecho, que se acelera cuando escucho la voz del Zorzal.

            No jodás, che, necesito contarle a alguien lo que me pasó en “La Chacarita”.

            Lo tomé del brazo, del brazo de bronce, y como un loco empecé a cantar..”Mi Buenos Aires Querido...” Estábamos juntos, codo a codo, paladeando la ciudad, ¡nuestra ciudad!, y sintiendo las veredas en los pies...”Tomo y obligo mándese un trago...” Borrachos, ¿entendés? Borrachos de música y de tiempo, y digo borrachos porque me parecía que los dos sentíamos lo mismo...

            - No pongas esa cara! ¡Hoy necesito una oreja y tenés que escucharme! No preguntes cómo sucedió, lo cierto es que yo seguía cantando. De pronto me detuve para secar un lagrimón que se me había piantado hacía rato, y en ese momento me dí cuenta que era de noche. Ya habían cerrado el cementerio.

            - Te das cuenta... Yo voy a  la Chacarita todos los veinticuatro  de junio desde el cuarenta y dos, tenía diecinueve años la primera vez que me arrimé con el ramito de

violetas; ¡y hoy con setenta  y dos pirulos tengo el privilegio de pasar la noche junto a Carlitos, sonriendo y cantando para mí!

            - Y...¿qué me contás? Querés que siga, ¿no? ¡ Qué noche! Por suerte había estrellas. La luna -no se la iba a perder- estaba sobre la cruz de la capilla.

            Creo que eran las dos cuando acomodé mis huesos a los pies de Carlitos y me dejé llevar por la emoción...

Silencio en la noche ya todo está en calma...” ¡Comenzó a cantar mientras daba sus primeros pasos  para abandonar el bronce! ¡Caminaba! Yo me avivé y de un salto me incorporé. Me sonrió, como quien corre un telón, y nos fuimos bailando, caminando o volando -daba lo mismo- hasta un banco, esos  de cemento y granito, como los que hay en las plazas.

            ¡Carlitos! ¡Pucha, no tener testigos de este milagro!

            Fumamos, bailamos, reímos, cantamos...

            Los tangos brotaban como el rocío. Yo no sentía frío, ni hambre, ni sed. Cantamos...,cantamos al compás de un bandoneón imaginario embriagado de noche y de pasión:

 

                                               “...Barrio, barrio,

                                               que tenés el alma inquieta

                                               de un gorrión sentimental

                                               pena, ruego,

                                               es todo el barrio malevo

                                               melodía de arrabal.

                                               Viejo barrio

                                               perdoná si al evocarte

                                               se me pianta un lagrimón

                                               que al rodar en tu empedrado

                                               es un beso prolongado

                                               que te da mi corazón...”

 

............. Llegó la mañana , y con ella uno de los cuidadores del cementerio. Me sacudió y me puso en órbita. Me observó con cara de no entender, pero no preguntó nada, por suerte.

            Me arreglé las pilchas, acomodé las ideas y sonreí. El piso, alrededor del banco, estaba alfombrado con puchos y Carlitos, desde el bronce, lucía el ramo de violetas en el ojal...

            Sonreí nuevamente y me fuí silbando “Volver...”

            - No me mires así, ¡fue un milagro! No lo soñé. No te rías, che, vos no entendés porque no sentís lo mismo que yo. A mí me corre el tango por las venas, y tengo un fuelle en el pecho, que se acelera cuando escucho la voz del Zorzal... ¡No jodás, che, no jodás!

                                                                                   Vivi García

            (Las letras de tango que están en “negrita” pertenecen a Mario Battistella y Alfredo Le  Pera)

·        Publicado en “El grillo cuenta, vol. IV”

·        Narrado en la Biblioteca Nacional por Bendita Berlín

·        Leido por Miguel Angel Solá y Blanca Oteiza en el programa de radio “Cartas que vienen y van”

·        Leido y musicalizado por Ricardo Horvath en el programa “Café, bar, billares”, (Radio de la Ciudad).

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miércoles, 9 de junio de 2021

Sal y Luz

 Sal y Luz (recuerdo de mi adolescencia).

En la meditación de hoy hice referencia a la enseñananza de Jesús en San Mateo 5 versículos del 13 al 16 donde se refiere a la importancia de ser Sal y Luz en el mundo. ¡Tan claro es el Maestro! que de inmediato pensé en la importancia que tiene ese pedido, nada menos que ser sal y luz para darle sabor a la vida y luz a nuestro entorno, y de inmediato recordé a mi tía Chola.
Cuando andaba por los catorce mi hermano mayor, Ricardo, fue desaparecido. Mi familia quedó devastada. Mi casa estaba llena de tristeza, dolor e incertidumbre. Y en medio de ese clima, llegaba la tía Chola con un bizcochuelo marmolado y por un ratito era luz y sal con su presencia y hermoso gesto. Ella tiene noventa y seis, y tal vez no se dio cuenta en aquel momento lo que eso significó. Sin duda fue Sal y Luz en días de tinieblas.
Gracias querida tía.

viernes, 4 de junio de 2021

"Otoño" por Vivi García

 Hace un rato, cuando iba a lo del dentista, encontré en la vereda una hoja de roble (tal vez fuera un liquidámbar...) y la tomé. Miré la copa casi desnuda que conservaba aún algunos destellos amarillos, naranjas, rojizos... y me la guardé.  La pregunta no se hizo esperar... ¿De dónde brota tanta belleza, tanta perfección? Mi corazón que tiene la respuesta no le dio chance a la mente que comenzaba a saltar de rama en rama como un monito inquieto. El corazón siempre sabe. 

   Ya estoy en casa, con mi muela arreglada y el alma restaurada. Gracias al odontólogo, excelente profesional, y a un árbol bello, generoso, de raíces fuertes y ramas hacia las alturas, que hoy me regaló una de sus creaciones.
   El ser humano tiene mucho de árbol, echa raíces y busca lo elevado.



lunes, 24 de mayo de 2021

"La calle de los cuentos" por Vivi García.

   En Floresta existe la calle de los cuentos. En realidad es un bello espacio verde pegadito a las vías del tren. Está del lado norte, y a pesar de ser  un foco textil y comercial con todo lo que eso implica, esta calle palabrera conserva, gracias a Matilde, el aroma de los cuentos. 

   Todos los sábados a las 11.00 llega Matilde con su changuito lleno de libros, improvisa con mantas rincones de lectura, y ¡listo! Grandes y niños  toman un libro y se desparraman sobre las mantas a leer solitos o con la voz prestada de algún adulto.
   Alrededor de las doce y media, Matilde se sienta sobre un banquito de esos que se abren mágicamente, hace sonar una campana que indica que un cuento será contado a viva voz para todos los  presentes. Los nenes guardan los libros en el changuito biblioteca, alguna abuela dobla la mantas, y de a poco se ubican alrededor de Mati, y ella comienza abriendo la puerta de la historia elegida con un sereno pero contundente había una vez...
   Cuando el cuento termina, cada uno vuelve a lo suyo, igual que Matilde. Ella cierra su banco y arrastra su biblioteca móvil a su casa hasta el próximo sábado siempre que no llueva.
   Vivir en un barrio con una calle destinada a compartir lecturas al aire libre es un privilegio que puede reproducirse en otros lugares de la ciudad, del país. Sólo hace falta una callecita silenciosa, un cielo despejado, unas mantas y una Matilde, o un José que tengas ganas de sacar los libros a la calle para compartirlos. 
Leer juntos es mejor.


miércoles, 19 de mayo de 2021

"Nevada" por Vivi García

   Está mañana salí temprano y me sorprendió gratamente la nevada que generaba el añoso fresno blanco de la esquina. El viento ayudaba. Y yo no quise perderme ese milagro cotidiano. Por eso me detuve bajo el árbol

 para sentir sus copos amarillentos con forma de hojas.
Cuando mi mirada descendió de la copa semi desnuda mis ojos se posaron en la alfombra de hojas que cubría la vereda.
¿Qué pena no haberme atrevido a jugar con ellas? Parecían, por su color, pequeños soles alargados, frágiles, crujientes.


" La clase" por Vivi García.



    No son hermanos biológicos, ¡qué importa eso!, la vida nos juntó en un departamento de Floresta a los cuatro. También Roberta está en casa pero como dicen los chicos, no se junta con Renato y Ricardito.

   Todas las noches Reni le lava la cabeza a Richi. Y yo, como una alumna asombrada, recibo una  
clase magistral sobre el amor y la convivencia.
Zona de los archivos adjuntos

sábado, 15 de mayo de 2021

"¿Profesión?, lectora" por Vivi García

En marzo me sumé a un taller de lectura que coordina Elisa Vázquez, maestra y "amigahermana". La clase virtual es el día martes, y en cada encuentro comentamos, analizamos y degustamos un par de capítulos de la novela "Oscuramente fuerte es la vida" de Antonio Dal Masetto. ¡Imperdible!

En febrero me ocupé de comprar el libro, pero antes de gestionar la operación a distancia, mi amiga Susana me escribió un wathsapp para comunicarme que ya lo había conseguido en el parque y que me lo enviaría como regalo. Agradecida y feliz fui a retirarlo al lugar acordado y al abrirlo, olerlo y acariciarlo (todo eso le hago a los libros) encontré un señalador con una bella reproducción de la Última Cena. Los lectores solemos estar en todos los detalles.
Como una niña que espera sus primeros días de clase, así aguardé yo el inicio de la lectura solitaria y grupal. Cada martes nos saludamos desde las ventanas rectangulares de la pantalla para conversar entorno a una de las novelas más profundas que recuerde. Tertulia. Ritual, Fiesta, Encuentro, Y siguen apareciendo sustantivos en mi mente para definir la cita de los martes.
Acabo de terminar de leer el capítulo veintiuno. Como a los anteriores, lo subrayé, resalté oraciones con amarillo fosforescente, hice notas marginales, dibujitos.... Ya estoy grande para que me digan "los libros no se escriben". Jamás adherí a esa consigna, excepto con los libros ajenos. Pero con los que viven en mi casa, en los estantes, sobre la cama, en la mesa de la cocina... con los que habitan mi intimidad, además de acariciarlos, olerlos y abrirlos como a regalos, ¡los escribo, los pinto, los intervengo!
La lectura pone alas, imposible no levantar vuelo.
vivitecuenta@gmail.com


sábado, 1 de mayo de 2021

"Estrategia 2x4" de Vivi García

   Con la pandemia la abstinencia de milonga la llevó a Martita a armársela en su propia casa. Tenía sus ventajas: no debía usar barbijo ni alcohol en gel.  

   Más de un año sin bailar la condujeron a tomar la decisión. Antes de lo del virus iba a bailar cuatro veces por semana, y en estos tiempos... nada, ¡nadie!

   Por el mes de marzo veinte veintiuno martes, jueves y domingos, Marta tiene su propia milonga. Ubica en su comedor una mesita, sobre ella un café cortado y un vaso con agua fresca, dos sillas, una junto a la mesa y otra, la del almohadón colorado, más alejada. Prepara en la computadora tres tandas: tango, milonga y vals. Alrededor de las dieciocho se pone un vestido lindo, se calza los zapatos adecuados y va hasta el living de su casa 

(cuatro metros apenas la separaban desde su cuarto), bebe el café, pone la musíca seleccionada, cabecea al almohadón, y una vez en la pista (el parquet del piso es ideal para bailar), abrazados ambos, caminan a ritmo durante media hora. 

   "Algo es algo - les dice Martita a sus amigos en los encuentros vía zoom - prueben, bailen, abracen aunque más no sea, por ahora y hasta volvamos a encontrarnos,  a una almohada".




Milagro en colores



 

miércoles, 14 de abril de 2021

"Hable conmigo" por Vivi García

  Un día, hace varios meses en plena pandemia 2020, encontré en mi celular un mensaje de texto. Hacía tiempo que no usaba esa vía para comunicarme, pero igualmente lo leí. Y me gustó leerlo porque era la presentación de alguien que dijo llamarse Juan, que al no tener la posibilidad de la aplicación wathsapp en su celular lo hacía por SMS. No sé cómo llegó a mi número y no me importó demasiado. Y desde ese primer día, todos los demás aguardé y aguardo su SMS de las 11.00 AM. Hablamos, en realidad escribimos, acerca de la vida, las noticias, libros, viajes, gustos, sueños, amores viejos... Largos mensajes van y vienen de once a trece. Algunas veces me pregunté quién era Juan. Nunca me propuso comunicarnos por correo electrónico, redes, o alguna llamada que identificara al menos nuestras voces. Yo tampoco lo hice. Pensé que tal vez fuera una persona comprometida que había encontrado en mí una interlocutora válida, o tal vez estuviera privado de su libertad y su celular fuera muy limitado o antiguo, o quizá con lo que sabía de mí o creía saber, le alcanzara para mejorar sus mañanas.

   Ya  no me hago preguntas, no me interesa conocer más de lo que sé acerca de él (¿él?). Me basta con escuchar el sonido del celular cada día a las once y hablar escribiendo con alguien. No dejaría de hacerlo salvo que Juan decidiera abandonar esta comunicación casi enigmática vía SMS.

   Siempre fue sensible a la palabra dicha, leída, aunque las mismas flotaran en el río dentro de una botella.

vivitecuenta@gmail.com


sábado, 10 de abril de 2021

"Generosidad" (fotorrelato)

 "Generosidad" por Vivi García. ( fotorrelato). Dedicado a mi "amigahermana" Elisa Vázquez.

Cuando me sumé al taller de lectura y escritura creativa dictado por la profesora Elisa Vázquez, no imaginé que el capítulo catorce de la novela "Oscuramenye fuerte es la vida" de Antonio Dal Masetto me haría llorar tanto. Sin dudar un instante, la llamé y le dije textualmente: "profesora Elisa, ¿dónde guardo las lágrimas que nublan mi visión al leer la novela?". Ella, muy serena me dijo: "en un cuenco no muy pequeño ya que en los capítulos siguientes seguirá brotando una dulce lluvia de tus ojos".
Busqué en mi casa el objeto adecuado para futuros llantos hasta que percibí la entrega generosa del sapito de cerámica. Desde entonces, el cántaro que sostiene es mi "guardalágrimas".
vivitecuenta@gmail.com


viernes, 26 de marzo de 2021

JUEGOS NOCTURNOS (fotorrelato) por Vivi García

La lechuza Vilma y el gato Ricardito suelen jugar a las escondidas cuando todos los habitantes de la casa más antigua de Floresta se van a dormir. Ella intenta ocultarse detrás de la lechera devenida a maceta, y él desde debajo del vidrio de la mesa grita "piedra libre" una y otra vez. Como Vilma es sorda y a Ricardito, por efecto del cristal, no se le escucha ni miuau, juegan toda la noche sin cambiar de escondite.
A la mañana siguiente, Vilma vuela hasta el árbol del vecino para descansar, y Ricardito duerme sobre el sillón rojo hasta avanzada la tarde.
Cuando el reloj haga sonar las doce campanadas, la noche los estará aguardando entre las hojas carnosas de la suculenta y el asa de porcelana de la lechera inglesa. Los juegos nocturnos de la casona de Floresta siempre le sacan una sonrisa a la luna.
vivitecuenta@gmail.com


domingo, 21 de marzo de 2021

"Travesura" por Vivi García (fotorrelato).


Recuerdo especialmente el día que la descubrí entre el verdor imponente. Un lugar para quedarse un buen rato, pensé. Y lo hice. Antes de partir decidí traérmela, sacarla de su escondite agreste. Entonces, tomé la foto.

vivitecuenta@gmail.com

miércoles, 17 de marzo de 2021

"Mi lugar" por Vivi García.

  Desde muy chiquita quise tener mi escritorio, una mesa de estudio, pero en casa éramos siete, por lo tanto el cuarto era compartido con dos de mis hermanas. Tanto insistí que mamá me ofreció un lugar de la casa: un pequeño baño que nunca supe por qué no se usaba. Lo acepté. No hace falta que aclare cuál era el asiento. La vieja y amada máquina de coser de mi madre, con la tapa cerrada, fue mi escritorio. Yo estaba contenta. Por fin tenía mi lugar para hacer la tarea de la escuela, leer el Anteojito, las historietas de la pequeña Lulú, Mujercitas...

La vida me brindó durante treinta y tres años muchos escritorios en diferentes escuelas de la ciudad. Y todos rodeados de chicos y de libros.
Hoy, ya jubilada, vuelvo a buscar un rincón en mi departamento para ubicar una mesa de lectura.

Contacto: vivitecuenta@gmail.com



lunes, 1 de marzo de 2021


 

"Dorada compañía" por Vivi García

      Muchas teteras pasaron por la mesa haciéndome compañía.

      El mantel blanco las albergó en su tibieza.
      La porcela  recibió el líquido dorado como gotas de sol y las cucharitas bailaron en círculo.
      Las teteras conversan, suspiran, sueñan.  Saben de mi espera.




domingo, 7 de febrero de 2021

"Herencia" por Vivi García

 

   El teatro estaba lleno, lo aplaudían de pie. Mar, el bailarín, cantante, actor, saludaba desde el escenario con un enorme ramo de rosas. Después de la función dio una conferencia de prensa, en ella varios periodistas le hicieron preguntas; algunas más osadas, otras acerca de su vida artística, sobre su vida privada. Una joven le preguntó por qué se llamaba Mar, y él le contó la historia que a su vez sus padres le habían contado desde muy pequeño y no una vez, varias veces. El artista les dijo que se llamaba Mar porque había sido concebido a orillas del Atlántico. En tiempos que sus padres se habían amado profundamente, una tarde con la playa desierta, hicieron el amor casi en el agua. Es por eso que quedó registrado en todo su Ser el don de la danza, del canto, todo heredado del agua danzarina y cantora. Por eso él creía que su destino tuvo que ver con el baile, la actuación, con tantas ramas del arte que había llevado por los escenarios del mundo. Abrazado al ramo de rosas que seguía en sus manos, esperó la siguiente pregunta de otra joven periodista: “Mar, de no haber conocido la historia de este nombre tan particular, casi ambiguo, el mar, la mar… ¿hubiese sido otra su profesión?”. Mar se tomó unos segundos para meditar y dijo: “No, aunque mis padres nunca me hubieran contado la historia de amor que dio origen a mi nombre, ya estaba tallado en mi alma el camino, ya el mar había dejado su herencia de danza, de movimiento, de ese oleaje que canta de una manera rítmica, permanente… Estoy seguro, que de no haber escuchado la historia de mis padres, igualmente mi alma, mi esencia me hubieran entrega esa información, bajada directamente a mi corazón, a mi cuerpo… No, señorita, no hubiese podido ser otra cosa que lo que soy, es más, creo que es lo único que sé hacer”.