domingo, 29 de diciembre de 2019

Desmesuras por Vivi García

   Tal vez porque salí impregnada del azul de "El Lago de los cisnes", de la música que se elevaba desde el foso hasta el palco, el vuelo de los bailarines, las luces, los frescos de la cúpula del teatro Colón en la que Soldi sumara más belleza a la belleza del lugar; quizá, transportada por el encantamiento que generó en mí el encuentro de los protagonistas de la obra, por todo eso, pensé en los hallazgos cotidianos, esos milagros de todos los días. Y no pude dejar de focalizar en la danza que practico, disfruto y amo... el tango. Porque en el tímido acercamiento de dos bailarines en la pista de cualquier milonga porteña, serán Odette y Sigfrido, sin el romanticismo que ofrece la segunda escena, pero con la misma emoción.
   Sin duda, se puede levantar vuelo con zapatillas de punta y también... con tacos.


jueves, 21 de noviembre de 2019

"Marito" por Vivi García

Cuando nació Marito el pediatra le sugirió a los padres llevar adelante un cuaderno en el que se registraran las huellas del crecimiento del bebé: su primera sonrisa, el día que apareció un diente, el gateo, sus palabras cantarinas, los primeros pasos, el abandono de los pañales, el ingreso al Jardín, las fotos con el delantal blanco en primer grado y las de su actuación como vendedor de velas…
Margarita, mamá del rey de la casa, hizo la tarea a la perfección. Alrededor de los doce años, el médico le sugirió el cierre del cuaderno forrado prolijamente de azul ya que Mario era un pre adolescente.
A pesar del consejo del pediatra Margarita siguió escribiendo y en él registró: el inicio del secundario, el día que fue abanderado, las fotos de Bariloche, la finalización de su carrera de abogado, el viaje a España…
Margarita seguía escribiendo cada logro de su hijo. Mario ya era un hombre aunque su mamá no se había enterado…
Pero, hubo un último día para el cuaderno azul. La última frase que Margarita escribió fue: “Me traicionaste”, y lo cerró para siempre.
Fue muy duro para ella escuchar de los labios de su amado hijo: “Mamá, esta noche vas a conocer a Laura, mi novia”.

martes, 12 de noviembre de 2019

"Departamento para cuatro" por Vivi García


"Departamento  para cuatro". (Casi poema gatuno para Roberta, Ricardito y Renato).

Tres gatos viven en mi casa.
¿O yo vivo en la casa de ellos?
No importa demasiado el propietario,
lo que cuenta
es el amor que nos tenemos.
Cama, mesa, sillón... ¡Todo compartimos!
Tigres de a ratos, pelusones tiernos a menudo y todo el tiempo juegos y corridas que iluminan mis noches y mis días.
Veo en ellos a Dios.
Descubrí esa chispa divina que asoma de sus ojos encendidos.
Tres gatos viven en mi casa...
¿o fui yo la que entré en la de ellos?


viernes, 25 de octubre de 2019

TALLER DE NARRACIÓN ORAL Y LECTURA


                                    El viernes 1° de noviembre comenzará el

                                     Taller de Narración Oral y Lectura "Alondra".


Coordina: Vivi García

1559534565
Zona: Flores (CABA)

miércoles, 16 de octubre de 2019

Qué podés encontrar en este blog?

   Podrás encontrar poemas, cuentos, canciones, fotos, sugerencias para cuidar el ambiente, invitaciones... y nada más.
Bienvenida/o. Gracias de antemano por leer este rinconcito de palabras e imágenes.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

EN LA ESCUELA APRENDEMOS A CUIDAR EL AMBIENTE

HOY VENDRÁ EL PUNTO VERDE MÓVIL A LA ESCUELA.
RECIBIRÁ RESIDUOS PELIGROSOS COMO PILAS, ACEITE COMESTIBLE USADO, APARATOS ELECTRÓNICOS Y ELéCTRICOS, BATERÍAS... Y CAMBIARÁ TUS LÁMPARAS POR LAS DE TECNOLOGíA LED, HASTA CINCO POR PERSONA. 
VENANCIO FLORES 3869, escuela Saturnino Segurola.

En Floresta el Punto Verde Móvil está todos los jueves de 13.00 a 17.00, horario de invierno, en Avellaneda y Chivilcoy.





Separemos los residuos!
El planeta Tierra es nuestra única Casa!

lunes, 5 de agosto de 2019

"Curiosidad libresca" por Vivi García

   Un hombre joven estaba sentado en un asiento del colectivo de esos que miran hacia atrás del vehículo. Yo lo observaba desde la última butaca y hubiese deseado tener la osadía de acercarme a él y fotografiarlo. Era bello verlo reír mientras leía un libro de tapas anaranjadas. De a ratos lo apartaba de su rostro para soltar la carcajada, y yo podía observar su disfrute libre, desinhibido, cantarín.
   Mi curiosidad fue por más, mi cuello se estiró todo lo que puedo, mi mirada esquivó cuerpos, abrigos y mochilas, hasta descubrir la causa de la alegría del pasajero lector. 
   ¡Cómo no iba a reírse de esa forma! Entre sus manos tenía uno de los libros de la colección del Negro Fontanarrosa.
   Ya lo decía Borges, leer es "una forma de felicidad".




martes, 23 de julio de 2019

"Milagro en flor", por Vivi García

   Con este árbol, llamado Sakura, me encontré en el barrio de Mataderos hace apenas veinte minutos.
   Nos miramos frente a flor. Y supe, sin demoras, que él no se había enterado que era invierno. 
Yo, tampoco.
Qué bueno es vivir en primavera!





"RICARDITO", obra plástica de Abola, intervenida en rosa por Lou Hucha.


miércoles, 19 de junio de 2019

"Visita", por Vivi García

Esta mañana, exactamente a las 6.39, bajó hasta mi balcón la luna.
Estaba espléndida, blanquísima, con una aureola multicolor que la embellecía aún más. La llamé con el mismo sonido que llamo a mis gatos, y se acercó. Se apoyó contra el protector, yo saqué mis dedos entre las delgadas rejas y se acomodó sobre ellos como si fuera un ovillo de lana.
Mienten los que dicen que es fría, que tiene pozos, que es irregular. Les aseguro que la luna es... perfecta.
Testigos, mis tres felinos y yo de este sublime momento, apenas transcurridos treinta segundos la solté, o tal vez ella se separó de mí. No sé quién decidió primero. Pero en instantes, como si el Creador la llamara, ascendió tan velozmente como llegó a mi casa.
Despertar y vivenciar un milagro semejante no es cosa de todos los días.
Quizá deba andar más atenta...
Hoy, justo a las 6.39, la luna me besó las manos.


   

martes, 21 de mayo de 2019

"A sus pies", por Vivi García


Los zapatos brillaron como espejos.
En la pista fueron soles, luminarias, ¡pura luz!

Y al dibujar un ocho milonguero
brotaron chispas sobre el piso del salón.

Al llegar el final irreverente
de la fiesta del tango soñador,
se guardó el calzado cual tesoro
para lucirse en la próxima función.

"Promesa", por Vivi García



T    de titubeo
A    de alas
N   de nido
G   de giro
O    de osadía

   El titubeo de Clarita fue inevitable cuando la cabeceó el señor de saco azul. “¿Será a mí?”, pensó ella mientras abandonaba la silla lentamente. Lo vio seguro en su avance. Y cuando Roberto y Clarita se abrazaron ambos sintieron en el pecho el calor tibio y envolvente de un nido.
   Disfrutaron con cuerpo y alma de la orquesta de Canaro,  un “Poema” les puso alas en los pies y en cada giro fueron luciérnagas, alondras, mariposas nocturnas...
   Una vez más la osadía del abrazo anónimo los había dejado plenos.
   Doce minutos después hubo un “gracias”  al unísono, un regreso a la mesa, y una promesa: volver a la pista juntos.

jueves, 18 de abril de 2019

"Santas madres" por Vivi García

  “Llegaste a mí con tu risa cantarina / tu amor me hizo fuerte y me dio fe,
                                           
             todas las noches oscuras de mi vida /   brillaron a la luz de tu querer…”                                                                                                                     
              Luis Caruso (1958). “Bomboncito”.
                                                                                                         
       Melancólico Atrás era un tipo gris. Como apagadito.
   Un día su mamá le dio un gran consejo: “anda a bailar tango hijito, ¡andá a bailar!”. Y Melancólico la escuchó y dejó de estar opaco todo el día, porque alrededor de la siete de la tarde se despabilaba, se empilchaba lindo y se iba a una conocida milonga del barrio de Flores. Apenas llegaba, hecho un bombón, sus ojos y otros ojos de pestañas estiradas se encontraban. Después venía el turno del imprescindible cabeceo y unos segundos más tarde, el milagro del abrazo.
   A la medianoche, cuando las luces del salón comenzaban a apagarse, y una huída de tacones dejaba a la pista de baile sin caricias, Melancólico Atrás regresaba a su casa por la calle La Fuente rumbo a la avenida Directorio desparramando la luz y el brillo que fueron suyos por unas horas.
   Hasta que un domingo ¡con orquesta en vivo y todo! desde su mesa Melancólico relojeó a una mujer que era un manojo de coquetería, un derroche de simpatía. Él pudo percibir su perfume y su voz. Sin duda era nueva. Melancólico Atrás se tomó su tiempo como todo bailarín avezado, y la cabeceó.
   Durante los doce minutos que duró la tanda de Di Sarli los cuerpos amalgamados disfrutaron especialmente de “Bahía Blanca” como si lo bailaran por primera vez. Se fueron descubriendo tango a tango, tanda a tanda, orquesta a orquesta. Hubo miradas, gestos, silencios y una propuesta sutil.
   Al retirarse Alegría Acanomás dejó sobre la mesa de Melancólico una invitación a la milonga “El arcoiris del fuelle” que ella  organizaba en el barrio de Boedo.
   Por esas cosas del destino y de los sentires, hoy, Melancólico Atrás y Alegría Acanomás llevan adelante el rincón milonguero más concurrido de Buenos Aires.
   Antes de la medianoche en “el arcoiris del fuelle” Melancólico y Alegría bailan la última tanda. Nadie entiende por qué en ese momento la pista se enciende.
   A él, el gris se le perdió en la pista de la vida casi sin darse cuenta, y es lógico… con  la música, el baile, la poesía y ese arcoíris que surge cada vez que respira un bandoneón ya no queda lugar para nubarrones.
   Y todo gracias al consejo de una madre: “¡Andá a bailar tango hijito, andá a bailar!

sábado, 23 de marzo de 2019

DÍA DE LA MEMORIA

"El pecado de leer"
                                                  Por la memoria encendida
Hace algunos años, no tantos como para teñirlos de olvido, un gobierno oscuro de Pueblo Sombra, tan oscuro como la noche más negra, prohibió, entre otras restricciones, leer a algunos autores.
La única salida ante tanto temor fue enterrar los libros. Algunos lo hicieron en el jardín (de noche, por supuesto); otros, en el terrenito del fondo. No fuera cosa que, al entrar a alguna casa -durante el oscuro gobierno allanaron muchas-, con el fin de llevarse a alguien (¡fueron tantos!) encontraran, además, los "libros prohibidos".
Tantas fueron las noches negras como personas "desaparecidas" (robadas, secuestradas, enmudecidas).
Pasaron muchos años, no tantos como para teñirlos de olvido, y de las personas arrancadas de sus casas no se supo nada. ¡Es que en Pueblo Sombra sucedió cada cosa! Pero los libros siguen allí, bajo tierra, como si intentaran recordar desde su oscuro lugar, que, alguna vez leer fue un pecado.
En aquellos años negros, Pueblo Sombra se llenó de árboles gigantes que no paraban de crecer. ¿Por qué habrá sido? Tal vez la tierra... No sé. ¡Se dijeron tantas cosas!
Hoy, Pueblo Sombra es sólo eso: una sombra. Una sombra tan grande que jamás se teñirá de olvido.

                                                             Vivi García*

*Este relato fue publicado en varios medios y pertenece al libro "Los cuentos de la Buena Vida" de Vivi Garcìa, publicado en el año 2007.

miércoles, 20 de marzo de 2019

"Búsqueda" por Vivi García

   Una tarde, hace muchísimo tiempo, Dios convocó a una reunión. Estaba invitado un ejemplar de cada especie. 
   Una vez reunidos, y después de escuchar muchas quejas, Dios soltó una sencilla pregunta: "Entonces, qué les gustaría ser?", a la que cada uno respondió sin tapujos y a corazón abierto.
    La jirafa dijo que quería ser un oso panda; el elefante pidió ser mosquito; el águila, serpiente; la liebre quiso ser tortuga; y la tortuga, golondrina; el león rogó ser gato; la nutria, carpincho; el caballo, orquídea; y la ballena pidió permiso para ser zorzal.
   Le llegó el turno al hombre. Dudó. Después de meditar unos segundo, y casi con un gesto de súplica, dijo: "Señor, yo quisiera ser... feliz".

"Todo por amor" por Vivi García


Había una vez un hombre y una mariposa muy enamorados.
Ella estaba metamorfoseándose en mujer, cuando a él ya le estaban creciendo las alas.

"Roberto" por Vivi García


Hoy me encontré con mi tío Roberto. Mis hermanas dirían: “¡Imposible!”. Es cierto que murió hace catorce años, pero hoy lo vi. Manejaba un taxi; justo bajó de su auto un pasajero, en Bacacay y Chivilcoy. Él me vio, me reconoció a pesar de los años, pero su mirada pedía complicidad y silencio. Yo estaba paseando a mi perro, claro que no es el mismo que mi tío conoció.  
   Roberto tenía su antiguo entretejido. ¡Qué raro!, porque antes de morir había abandonado el pelo prestado y lucía su blanca cabeza calva al viento. Le quedaba mucho mejor. 
   Era él. ¡Qué gusto me dio verlo! Comprobar que los muertos se van sólo por un rato me dio una sensación de irreal orfandad. 
  Por las dudas, yo mañana voy a ir a esa esquina a la misma hora. Tal vez el pasajero sea habitual y descienda allí cada tarde.  
  Cuando lo vuelva a encontrar a mi tío, le voy a preguntar por los Viejos.  
  Cosa extraña…  A ellos no dejé de necesitarlos… y eso que ya estoy grande. 

"EL PRIVILEGIO DE LEER" por Vivi García


   Quizá sea algo tan habitual, que ya no repare en la celebración de la lectura, se naturalizó, como el cepillado de dientes, o el "buenos días" al cruzarme con un vecino.  
Pero suelo reparar cada vez que tengo un libro en las manos, en la fiesta de los ojos, del alma (y supongo que de las manos y oídos de aquellos que no ven). Suelo detener la lectura para tomar conciencia del viaje que estoy realizando a tiempos remotos, a geografías lejanas, o a una historia que se desarrolla en la ciudad que habito. Y casi como un rezo aparece el agradecimiento a todos los escritores que me invitaron a ver, a oler, a sentir sus libros. Muchas veces el llanto detuvo mi lectura, y tuve que hacer una pausa para procesar la emoción y volver a la obra. 
   Cuando leo para chicos, suelo espiar por sobre el libro para no perderme sus rostros ante esas "velas malditas"* que no quieren apagarse; o cuando la princesa Filomena le pregunta a viva voz desde el balcón al príncipe "¿quién sois?" **; o cuando cazan a la niña negra y su madre a través de la red le entrega el espejo que su padre le había regalado cuando se casaron***. ¡Cómo no lagrimear de risa o de impotencia cuando las páginas nos ofrecen tanto! 
   ¿Quién no recuerda a la protagonista de "El lector"?, esa mujer que escondió hasta las últimas consecuencias su analfabetismo.  
Benditos los que disfrutan leyendo porque ellos alcanzarán los caminos del había una vez con todos sus matices: lo mágico, la desmesura, el humor, la tragedia, lo maravilloso, el crudo realismo... 
   Como dice Daniel Pennac muchas veces el tiempo dedicado a la lectura es tiempo robado a otras actividades, y qué bueno que así sea. 

* Las velas malditas, de Graciela Montes 
** La princesa y el pirata, de Alfredo Gómez Cerdá 
*** El espejo africano, Liliana Bodoc 

            

"En la pista" por Vivi García

    Felicitas se preparó para ir a la milonga. Se puso un vestido rojo y unos zapatos negros tan brillantes y tan altos que a su paso todos se daban vuelta. 
   A llegar al baile Ricardo la cabeceó, ambos se fusionaron en un abrazo y durante los cuatro minutos que duró "La mariposa" por el  maestro Osvaldo Pugliese, fueron dos corazones en un solo cuerpo.

"Diálogo" por Vivi García

Conocí a un hombre que toca el piano de maravillas.
Un día me rozó con su mirada, se detuvo un instante en mis ojos y, desde entonces, no nos hemos separado.
Todas las tardes me invita a su casa. Él se sienta al piano, y yo cerca de ambos. No hablamos mucho, en realidad nuestro vínculo se reduce a un manojo de palabras a modo de saludo. Nos comunicamos a través de la música que él interpreta y que yo, simplemente, escucho con devoción. Eso es todo. Y digo "todo" porque no necesitamos nada más.
Les puedo asegurar que nos conocemos en profundidad. De antes de habernos visto, escuchado, de mucho antes... Y cuando digo "antes", quiero decir, desde siempre.

"La Victoria de Roberto" por Vivi García



Roberto era mi tío preferido. Pelado, gordito, sensible, hablador, con dos océanos por ojos. En el pecho tenía muchos rulitos que sobresalían de la camisa. ¡Qué gracia me hacía ese bosque oscuro! Muy de a poco, mi tío fue cambiando: bajó de peso, apareció con una peluquita lacia, se esfumaron los pelos de su pecho, la ropa tomó color y se ciñó al cuerpo... No recuerdo en qué momento mi tío Roberto pasó a ser tía Victoria. Supongo que no fue fácil para el abuelo; para mamá, ¡tan estructurada!; para los otros tíos. A algunos el cambio no les gustó nada, a otros, los invadió un repentino desconcierto. La metamorfosis fue lenta, pero despacito despacito todos fuimos reconociendo a la tía Victoria como si hubiese estado en nuestras vidas desde siempre. Tal vez porque el género era lo de menos, o porque el amor que nos tenemos superó todas las diferencias. De él, digo, de ella, aprendí que la libertad no se pide, se toma; me di cuenta de que tenemos que ser sinceros y fieles al norte que nos indica el corazón; y precozmente supe que estamos de paso, digo, por un ratito, entonces, ¿por qué no bailar la música que nos gusta más? La Victoria fue de Roberto. Eso fue todo. Eso es.

jueves, 14 de marzo de 2019

"Mixturas" por Vivi García

   Había una vez una hormiga muy trabajadora, pero, además de trabajar, soñaba. Soñaba con caminar a orillas de ríos lejanos, trepar árboles muy altos de esos que llegan hasta las nubes, y con saborear flores exóticas.
   Un día, mientras cargaba una hoja de menta se encontró con una cigarra cantora y guitarrera. La hormiga le dijo: "qué bueno haberte conocido, con tu música alegrás mi trabajo".
   Se hicieron amigas, y cuando la cigarra supo de los sueños de la hormiga le sugirió que los cumpliera, porque la vida pasa y ya tendría tiempo de completar sus tareas para cuando llegara el frío.
   Después de las palabras de la cigarra la hormiga se transformó en una incansable viajera.
   Desde entonces la cigarra la espera cantando para que a su regreso la hormiga le cuente de los árboles que acarician las nubes, de los ríos que andan y del sabor de las flores frescas y coloridas.

"Otro cielo" por Vivi García

   Todas las tardes, Alicia, una vecina del barrio de Flores, al finalizar su jornada de trabajo narraba los sucesos de su día poniéndole brillo a cada situación. Su novela era perfecta. Tan creativa era Alicia que cada vez más gente la esperaba en la puerta de su casa de la calle José Martí para escucharla. 
   Contaba y se contaba la vida a gusto. Y así, cada desplante se transformaba en una conquista; cada desencanto en puro hechizo; cada pedacito de soledad en abundante compañía.
   Todas las tardes, Alicia, contaba.

lunes, 25 de febrero de 2019

"Todos mis jueves", por Vivi García



   Hace cuarenta años que bailo tango, y quince que voy a la milonga “La Pausa”. Elegí ese salón por dos razones: porque queda cerca de mi casa y por los rumores, que pronto confirmé, de buen nivel de baile.
   Reservo una mesita para tres todos los jueves y junto a dos amigas milongueras disfrutamos la fiesta del dos por cuatro. Bailo mucho y bien, digamos… bailo con dignidad.
   A la izquierda de nuestra mesa está la de un grupo de hombres que nosotras llamamos “los notables” por su prestigio como excelentes bailarines. Miran mucho, cabecean poco.
   Entre ellos, muy reconocido en las milongas de Buenos Aires, está don Alfredo, "¡una eminencia!", dicen muchos al referirse a él, “no se vio bailarín mejor”, aseguran. Todos le dicen “el Profe”. Hombre de cabellos de plata, alto, delgado, elegante, siempre impecable y muy observador… En su juventud, cuentan casi como una leyenda urbana, ¡dibujaba en la pista! Hoy, baila un par de tandas sólo con dos mujeres tocadas con la varita mágica.
   Como una niña ilusionada hace más de una década que espero su mirada, yo busco cada jueves la de él pero no me ve, o peor aún, no me mira.
   Quizá porque “el Profe” está cerca de los noventa, tal vez por mi edad avanzada, o porque estamos de paso en esta vida y sabemos que “el baile” se acaba… por todas esas razones, cuando lo vi salir de La Pausa, celebrado por media milonga, saludado aparatosamente, dejando una estela de luz a su paso,  tomé coraje y lo seguí. En la puerta esperé que pasara al anonimato que da la vereda, y le dije:
-   -   Alfredo, ¿cuándo vamos a bailar? Estamos grandecitos y si no nos apuramos la Parca te va a llevar a vos o a mí y me voy a quedar con la asignatura pendiente de una tanda juntos.
A pesar de su asombro me respondió enseguida:
-      - No te vi piba, ¿dónde te sentás? Bailo poco, ¿viste? ¿Cómo te llamás?
Cuando le dije Aída hizo una broma con respecto a la ópera de Verdi como para abordar la situación, y antes de irse prometió:
-      - El jueves próximo, ¡Pugliese!
   Un jueves más en La Pausa. No cualquier jueves. Cuando llegué el Profe ya estaba en la mesa de los “próceres del tango”, como los rotuló Laurita.
   Noche de suerte,  bailé mucho y lindo.
   Cuando comenzó la tanda del Maestro, sonó “La Mariposa”, yo miré al Profe. Él ya estaba acariciando mi mirada.