lunes, 25 de noviembre de 2024

En voz baja.

 En voz baja          por Vivi García


   Cuando descubrí el texto de Javier Villafañe, "El gallo de las veletas", agradecí a Dios haberlo leído en voz muy baja. No quiero que mis gatos tomen el ejemplo del protagonista y me abandonen. No soportaría tremenda pena.
   Ricardito y Renato viven dentro de mi departamento, con protección en el balcón y en todas las ventanas. Como el gallo de la historia que sólo conocía su galinero, Richi y Reni sólo conocen mi casa, nuestro hogar. Será por eso que les cocino rico, que les permito trepar a los muebles porque de alguna manera fueron árboles, les compro hierba gatuna para que reemplacen el césped de las plazasque nunca pisaron,  y comparto con ellos mi cama, el sillón del living, los almohadones de las sillas, la bacha del baño, la bañera, todo, literalmente todo, para que me perdonen por la libertad que por amor, lo juro, ¡por amor! les he robado.  



jueves, 21 de noviembre de 2024

José, el que renunció al tango.


    "José, el que renunció al tango". Por Vivi García

Mi vecino José tiene alrededor de noventa y cinco años. Enviudó hace poco tiempo y cuando paseo a mi perro suelo cruzarlo en la planta baja y nos saludamos cordialmente mientras acaricia a Pepe, mi hermano de cuatro patas.
Pero la semana pasada fue diferente. Yo salía sola rumbo a una milonga de Devoto con los zapatos de tango dentro de una bolsa negra, y justo José estaba en su ventana que da a la calle. Cuando me vio pasar me dijo: "¿te vas a bailar?, ¡qué suerte que tenés!". Yo me detuve para conversar, él desde su comedor, yo en la vereda, y en ese preciso momento me contó que él había sido un gran bailarín, pero cuando se casó, como su esposa no bailaba tango, ni le interesó aprender, él, nunca más bailó. ¿Nunca más volviste a bailar tango?, sin proponérmelo salió la pregunta y con un tono tristón tan marcado que sentí que había estado desubicada. José, de inmediato me explicó que cuando uno se casaba se abandonaban ciertos hábitos aunque doliese renunciar, era una actitud respetuosa hacia quien compartiría la vida. Nos despedimos. Creo que quedo en la vereda un manojo de preguntas sin respuestas. Ya había caminado varias cuadras y aún sentía el dolor del "nunca más bailó". Hice un esfuerzo para darme cuenta porque me pesaba tanto esa expresión. Y recordé que en una oportunidad abandoné el tango por no discutir con mi pareja de entonces... Me ví escondiendo los zapatos, mintiendo para ir un ratiro a bailar a alguna práctica de tango... De ahí provenía el dolor: de mi propia experiencia... De cuando confundí amor con renuncia, de cuando intentaba parecerme a la mujer que otro necesitaba tener a su lado y despersonalizarme, de cuando dejé de ser auténtica conmigo.
Hoy, mis zapatos de tango me acompañan a todos lados por si quiero entrar a bailar un rato a algún salón.
Ayer, fui al departamento de José con los zapatos puestos, me miró y me invitó a pasar. Obvio que lo saqué a bailar. Puse "Bahía Blanca" de Carlos Di Sarli en el celular y bailamos una tanda completa. Cuando desarmamos el abrazo ambos teníamos los ojos húmedos.



domingo, 3 de noviembre de 2024

Santa Cecilia

 "Santa Cecilia"


   A Regina le cuesta dormir. Apenas comienza a dar vueltas en la cama enciende la radio o el celular y escucha música. No sabe si esto ayuda a conciliar el sueño, pero sí conoce la serenidad que aparece en su cuerpo con las diferentes melodías. Si escucha tangos queda atrapada en la red de sus letras. Si elige jazz siente un clima festivo en su corazón. Cada noche tiene sus búsquedas y necesidades... Y de a poco, nunca puede precisar la hora exacta, logra dormirse.  
Regina suele afirmar: "la música calma a la fiera que portamos. La música sosiega al alma inquieta que en esencia somos".

                   Vivi García
@vivi.garciagarcia



Renato, el bello durmiente.

 "Renato"      V.G.

No es que sea desordenada y que no extienda ni siquiera la cama... Me gusta el orden, pero,  ¿cómo hago para despertar al príncipe que descasa entre mis sábanas?



Incrédula

 "Incrédula"       V.G

La imagen lo cuenta todo, o casi todo... Nunca lo creí capaz de gigantesca tarea hasta el mágico momento que dejó la luna sobre nuestra cama.



martes, 22 de octubre de 2024

Carta nro. 36.

 

En tiempos de redes… ¡cartas!   Nº 36

                                                                            Nuestro barrio, Floresta, miércoles 23 de octubre.

   José María, querido José María, hemos construido tanto hasta el día de hoy que tengo ganas de seguir creciendo junto a vos. Motivos para seguir adelante: me gusta escribirte, leerte, tomar café, cenar en tu patio lleno de plantas junto a Bartolo, encontrarnos en el café Portela, en el club amado, comentar libros, películas, recuerdos, dolores viejos… Y sí, necesito puntos suspensivos para que compruebes que la lista podría seguir. ¡Buen plan el “face to face”! ¡Adhiero! Pero debo pedirte algo, aquí va: sigamos escribiéndonos en papel, con sobre y todo. No digo ir al correo pero sí entregarnos cartas escondidas en un libro, en un bolsillo o simplemente en mano. Sigamos escribiéndonos cartas manuscritas, en cursiva (vale lapicera, lápiz, marcadores de colores) pero no perdamos la magia epistolar, por lo menos una vez al mes, hagámoslo.

   Y para celebrar la palabra dicha y escrita que tanto nos ha unido, te invito a cenar a mi casa (cocino básicamente vegetales, pastas, semillas… sencillito), siempre habrá un malbec y un par de copas de las que cantan al rozarse, y además conocerás a Regia y a Macanudo. Viernes a las veinte, ¿podés? 

Abrazo

María Victoria

PD.: ¡Qué bueno que te atreviste a robar mi dirección de correo electrónico de la lista de socios!

 

lunes, 21 de octubre de 2024

Carta Nro. 35

 

En tiempos de redes… ¡cartas!   Nº 35

                                                                                    Nuestro barrio,  martes 22 de octubre.

   Querida María Victoria, como verás está naciendo el martes y como el sueño no aparece decidí escribirte esta carta que vengo demorando… (yo también abuso de los puntos suspensivos).

   Después de leer el texto de Ocho Cortado coincido que el término que lo define es “construcción”. Creo que jamás podría  construir bailando junto a vos un tango, pero sí podríamos construir un vínculo enriquecedor para ambos. Tenemos afinidades, temas para conversar, respeto en el disenso, y por sobre todo ganas de seguir leyéndonos. A pesar de todo creo que llegó el tiempo de escribirnos menos y vernos más. Compartir salidas, amigos, cenas, caminatas, lecturas… pero “face to face” como le gusta decir a tu amiga (confieso que me cae casi simpática la expresión extranjera). ¿Para dónde vamos? No sé. Ni siguiera es importante saberlo. Adhiero a la idea de construcción compartiendo más tiempo juntos. Y será lo que ambos tengamos ganas que sea. Sin rótulos. Sin expectativas. Día a día. Pero cuidando lo ya construido.

   Eso es todo. ¿Qué te parece? Tal vez haya llegado el tiempo de reírnos juntos sin tener que imaginar la risa, sino escuchándola.

Un abrazo

José María

PD.: Aunque no haya conectado con el tango me gusta que seas feliz bailándolo. En este instante recordé el libro de Andrés Percivale “Quien es feliz tiene razón”(muy interesante).