Grandes amores. Por Vivi García.
En una caja de madera, antigua, bella, de apenas diez centímetros, guardo a Laurie Lawrence, mi gran amor, mi novio de bolsillo. Yo lo llamo Lau. Lo encontré en la primera novela que leí en mi infancia, Mujercitas, y supe que sería mi novio para toda la vida. Entonces lo robé (Louisa May Alcott nunca se enteró). Sí, lo robé! Hombres como él, con tantas virtudes, no se encuentran a la vuelta de una esquina ni en citas virtuales. Y ahí está, de día lo llevo en un bolsillo a todos lados, en mi casa descansa en la cajita y de noche duerme sobre mi almohada.
A veces aparece en mis sueños, y en ellos somos exquisitos amantes.
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