Una llave. Por Vivi García.
No recuerdo en qué lugar compré esta llave. Fue durante un paseo por algún pueblo de la provincia de Buenos Aires. Era domingo y estaba soleado. Mide veinte centímetros. La colgué al lado de la puerta de mi departamento. Hoy decidí cambiarla de sitio, pero aún deambulo con ella por mi casa. Dónde la ubico?
Son significativas las llaves, abren y cierran puertas para bien o para ¿mal? Vaya uno a saber!
Recuerdo un texto de Galeano, o ¿Benedetti?, que refiere a las llaves que en tiempo de Dictadura sus amigos le daban para que durmiera en casas diferentes y así proteger su vida de la barbarie.
Recordé también la fecha aproximada en la que recibí la llave de mi casa, en mis catorce años tal vez.
Hoy las llaves devenidas a tarjetas magnéticas cada vez pesan menos.
Me acordé un piropo que me dijo un chico hace décadas, "yo tengo la llave de tu corazón". Me pareció cursi por entonces. Hoy casi no se escuchan piropos.
En fin, veré donde la pongo. Me sigue pareciendo tan bonita como cuando me la regalé.
Abrir, cerrar, abrir, cerrar, abrir, volar! Sabe a canción. A baile. Sabe a poesía.
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