domingo, 23 de julio de 2017

Un viaje gracias a la Palabra

   Seguramente a los colegas narradores les sucede algo similar, un fiesta sucede en el cuerpo mientras contamos. Algo parecido a espiar por la ventana la vida de los personajes de los cuentos para poder hablar de ellos. Un "me fui pero estoy". Cosa tan linda como extraña. Esa sensación no se va así nomás, ¡no!, dura,  y eso es hermoso. Uno se queda por un rato, después de la contada,  con un aleteo de mariposas en el pecho, con una energía diferente en las piernas (como si se cambiara el andar terrestre por el vuelo), una bella excitación en todo el cuerpo sin duda producto de ese trance que es contar una historia. Personalmente creo que la causa es el viaje que generan las palabras mientras brotan como flores de la boca y el alma del narrador oral.
   Elisa Vázquez y yo llevamos adelante el ciclo HISTORIAS ROBADAS, desde el 2005 aproximadamente. En la actualidad, en La Forja, en Flores, cada cuarto sábado del mes. Y ambas sentimos lo mismo en cada "contata", un entusiasmo parecido al que sentíamos de jovencitas antes de ir a un baile, o a una fiesta. Elegimos los cuentos, la ropa, las lecturas previas, y llegamos al lugar de la cita con la emoción del comienzo. ¡Eso es fabuloso! No perder ese movimiento interior que nos hace dudar, temer, disfrutar, poner la voz y el cuerpo para soltar la historia desde lo más profundo del Ser.
   La mirada y el silencio de los escuchadores merecen un comentario aparte. Sin ese convivio no habría fiesta, ni baile, ni encuentro... Gracias por hacerlo posible.
 

1 comentario:

  1. Tan cierto, Vivi! Sé que el día que se acabe la magia, dejaré de contar

    ResponderEliminar