viernes, 29 de diciembre de 2023

Para más adelante

 

Para más adelante                                      por Vivi García

 

   Cuando Eterna Manzoni cursaba el octavo mes de embarazo empezó a pensar en no parir a su hijo, es decir dejarlo guardado en su cuerpo para más adelante. Ella prefería postergar el nacimiento para tiempos más benévolos, sin guerras, sin violencia, sin crisis económicas, total ¡qué apuro tenía para soltarlo! El bebé estaba protegido, Eterna estaba acostumbrada a llevarlo… Todos en la familia la miraban asombrados, el tiempo pasaba, pero ella tranquila respondía lo de siempre: “para más adelante”.

   Pasaron los meses, los años y el hijo de Eterna seguía en su vientre. Era extraño su cuerpo, ella casi anciana y eternamente embarazada.

   Eterna falleció a los ciento dos años. En el mismo instante en que su alma la abandonó, de su cuerpo brotó un hombre adulto con un rostro con tal gesto de asombro, de confusión, de “dónde estoy” jamás visto en un recién nacido. Los médicos que rodeaban a Eterna, que lucía como una bella y añosa magnolia, nunca comprendieron el fenómeno. La familia lo llamó Perpetuo. De inmediato la prensa, el mundo científico, los curiosos, quisieron conversar con él, saber qué se sentía nacer con setenta años, pero Perpetuo repetía casi como un mantra: “¡solo les puedo decir que extraño la música, la música, esa música que escuché durante tanto tiempo!”.

-      “¿Qué música?” – preguntó el periodista que dirigía la entrevista en simultáneo para todos los canales y radios del mundo.

-      La música de dos corazones – respondió Perpetuo con lágrimas en sus mejillas.

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