martes, 22 de octubre de 2024

Carta nro. 36.

 

En tiempos de redes… ¡cartas!   Nº 36

                                                                            Nuestro barrio, Floresta, miércoles 23 de octubre.

   José María, querido José María, hemos construido tanto hasta el día de hoy que tengo ganas de seguir creciendo junto a vos. Motivos para seguir adelante: me gusta escribirte, leerte, tomar café, cenar en tu patio lleno de plantas junto a Bartolo, encontrarnos en el café Portela, en el club amado, comentar libros, películas, recuerdos, dolores viejos… Y sí, necesito puntos suspensivos para que compruebes que la lista podría seguir. ¡Buen plan el “face to face”! ¡Adhiero! Pero debo pedirte algo, aquí va: sigamos escribiéndonos en papel, con sobre y todo. No digo ir al correo pero sí entregarnos cartas escondidas en un libro, en un bolsillo o simplemente en mano. Sigamos escribiéndonos cartas manuscritas, en cursiva (vale lapicera, lápiz, marcadores de colores) pero no perdamos la magia epistolar, por lo menos una vez al mes, hagámoslo.

   Y para celebrar la palabra dicha y escrita que tanto nos ha unido, te invito a cenar a mi casa (cocino básicamente vegetales, pastas, semillas… sencillito), siempre habrá un malbec y un par de copas de las que cantan al rozarse, y además conocerás a Regia y a Macanudo. Viernes a las veinte, ¿podés? 

Abrazo

María Victoria

PD.: ¡Qué bueno que te atreviste a robar mi dirección de correo electrónico de la lista de socios!

 

lunes, 21 de octubre de 2024

Carta Nro. 35

 

En tiempos de redes… ¡cartas!   Nº 35

                                                                                    Nuestro barrio,  martes 22 de octubre.

   Querida María Victoria, como verás está naciendo el martes y como el sueño no aparece decidí escribirte esta carta que vengo demorando… (yo también abuso de los puntos suspensivos).

   Después de leer el texto de Ocho Cortado coincido que el término que lo define es “construcción”. Creo que jamás podría  construir bailando junto a vos un tango, pero sí podríamos construir un vínculo enriquecedor para ambos. Tenemos afinidades, temas para conversar, respeto en el disenso, y por sobre todo ganas de seguir leyéndonos. A pesar de todo creo que llegó el tiempo de escribirnos menos y vernos más. Compartir salidas, amigos, cenas, caminatas, lecturas… pero “face to face” como le gusta decir a tu amiga (confieso que me cae casi simpática la expresión extranjera). ¿Para dónde vamos? No sé. Ni siguiera es importante saberlo. Adhiero a la idea de construcción compartiendo más tiempo juntos. Y será lo que ambos tengamos ganas que sea. Sin rótulos. Sin expectativas. Día a día. Pero cuidando lo ya construido.

   Eso es todo. ¿Qué te parece? Tal vez haya llegado el tiempo de reírnos juntos sin tener que imaginar la risa, sino escuchándola.

Un abrazo

José María

PD.: Aunque no haya conectado con el tango me gusta que seas feliz bailándolo. En este instante recordé el libro de Andrés Percivale “Quien es feliz tiene razón”(muy interesante).

viernes, 18 de octubre de 2024

Carta Nro. 34.

 

En tiempos de redes… ¡cartas!   Nº 34

                                                                                    Floresta,  Viernes 18 de octubre.

José María… ¿por dónde empiezo? Trataré de ordenarme para que la carta sea coherente.  ¡Qué lindo lo de la brisa en la cara! Es cierto, eso sentimos los lectores cuando nos llegan textos antorchas… Claro que citaste a Jesús, a Buda… ¡Maestros! Los libros antorchas, como me gusta llamarlos, son esos que nos vuelan la cabeza y el corazón. Cuando los descubro hago una pausa, tomo un té con limón, y regreso a ellos. Son frescos, vigentes, imprescindibles.

  Hablamos mucho en tu casa acerca de las palabras aceptar, resignar.  Aceptar es luchar, aunque duela, luchar y seguir adelante. Resignarse es, abandonar, detenerse… Eso creo. Confieso que abuso de los puntos suspensivos.

   Con respecto a  tus miedos ante las pérdidas…  con miedo o sin él  las pérdidas serán igualmente inevitables. Quizá nos queda andar por la vida disfrutando cada cosa, desde un vaso con agua hasta un viaje, un nacimiento… Celebrando cada hecho “celebrable” y aceptando (tarea nada sencilla)  lo que no está en nuestras manos modificar (estoy algo reiterativa me parece, porque creo que esto ya lo escribí o lo dije… o tal vez necesite escuchármelo nuevamente).

   Cambiando de tema, volví a la carga con la obra de Ocho Cortado, y descubrí esta joyita que explica porque bailo los domingos:

"En la pista" por Ocho Cortado.

    Felicitas se preparó para ir a la milonga. Se puso un vestido rojo y unos zapatos negros tan brillantes y tan altos que a su paso todos se daban vuelta. 
   A llegar al baile Ricardo la cabeceó, de inmediato ambos se fusionaron en un abrazo y durante los cuatro minutos que duró "La mariposa" por el  maestro Osvaldo Pugliese,  fueron dos corazones en un solo cuerpo.

Esa magia sucede en las milongas José María.  La necesidad de otro, otra, para construir la danza.

PD.: Si las cartas que nos enviamos te encienden, ¿por qué creés que es tiempo de escribirnos menos? Me dejaste pensando.

 

jueves, 17 de octubre de 2024

Carta nro. 33

 

En tiempos de redes… ¡cartas!   Nº 33

                                                                                    Floresta soleada,  Jueves 17 de octubre.

   María Victoria, qué buena la charla que tuvimos en “Café Portela”, cada vez que nos encontramos antes de tu milonga, llegás tarde, pero como me dijiste “a la milonga uno llega y se va cuando quiere…”, me quitó culpa. Mis clases de tango siguen, pero soy un tronco… 

    El ruido mental es una complicación, pero creo que si ponemos atención podemos frenarlo un poco.  Busqué y leí los textos que me sugeriste: Las cuatro nobles verdades de Buda,  y Mateo capítulo 6 versículos del 25 al 34 del Nuevo Testamento. Aquello de “No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo…” me resultó clarísimo, sólo tendré que recordarlo más seguido. Todo me resultó tan interesante, algo parecido a la brisa que se siente en la cara al abrir una ventana. También eso que dijiste que aceptar no es lo mismo que resignarse… me dejó pensando. Cada vez son más las cosas que me gustan de vos. Y esto que digo no es cuento. Porque si te alejaras, perdería. Y eso me asusta… (otra vez con el miedo a perder, qué plomazo soy…).

   Me quedó claro porque bailás los domingos, me alegro por el inicio de La Tertulia en el club que coordinarás de maravillas, y tus cartas…me encienden, me dan luz, o quizá tu luz refuerce la mía.

Gracias por tan valioso intercambio.

José María

PD.: ¿Será tiempo de escribir menos?

 

 

 

domingo, 13 de octubre de 2024

Carta Nro. 32

 

En tiempos de redes… ¡cartas!   Nº 32.

                                                            13 de octubre, Floresta con algo de lluvia. Domingo, ¿y qué?

   José María, Puedo tomar un café antes de ir a la milonga. ¿Te parece a las cinco en Café Portela?

Me da risa que creas que tengo las cosas tan claras. Todos los días recupero el Centro que suelo perder para encontrarlo nuevamente. Sé que el Norte (Centro, Eje, como desees llamarlo) está en mi corazón, entonces cuando me pierdo sé donde volver. Y siempre da resultado. El amor en mayúscula es el único tema como decíamos hace unas cartas. Y no me refiero al romántico y cinematográfico…

   Hasta dentro de un rato.

M.V.

PD.:  ¿Por qué creés que elijo bailar los domingos?

Carta 31.

 

En tiempos de redes… ¡cartas!   Nº 31.

                                                            Domingo 13, octubre, Floresta con algo de lluvia.

   María Victoria, después de leerte me dejaste una pregunta tan clara y puntual que tuve que hacer una lista con mis fantasmas… Son unos cuantos… Pero el que más presente está es aquel  que no podemos evitar… el miedo a perder. Siempre vamos a ir perdiendo cosas, “sentires”, personas que nos acompañaron, rumbos, animales amados, lugares que hemos habitado, roles… ¡uf! Tantos que siento que pierdo el norte, o el GPS, si navegara, se me hubiese caído al agua… Pero como vos decís al citar a Buda, son cambios permanentes que sufrimos o atravesamos como podemos. En este momento recordé que en el puesto tengo el libro que contiene las enseñanzas de Buda, “El Dhammapada: el sendero de la Realización Interior” que aún no leí pero creo estar a tiempo.   

   A veces me parece que tenés algunas cosas muy claras. A mí me falta aceptar que no puedo detener ningún cambio no deseado, y que ahí está el nudo, el desafío… en aceptar. También reconocer que hubo situaciones que parecieron negativas y luego sumaron.

   ¿Podés tomar un café hoy? Ya dejó de llover, aunque la lluvia nunca me ha detenido para salir.

   Los domingos, a veces me pegan mal. Debería hacer algo con este séptimo día de la semana, pienso en encuentro con  amigos, cine, caminata… algo, ¿no? También somos generadores de cambios y eso suma.

Ojalá sea un “hasta luego”.

José María

PD.: ¿Acaso existe alguna diferencia entre un domingo y un jueves? ¿No será nuestro ruido mental el que distorsiona?

 

 

jueves, 10 de octubre de 2024

Carta Nro. 30

 

En tiempos de redes… ¡cartas!   Nº 30.

                                                            Jueves 10, octubre, Floresta, después de nuestra primera cena.

   ¡Buen jueves José María! Me demoré en responderte porque yo también estuve procesando el encuentro compartido en tu cálido hogar. No seré reiterativa porque sentí cosas muy parecidas a las que describiste en tu carta anterior (celebro que sigamos escribiéndonos por correo electrónico sin hacer uso de otras aplicaciones).  Pero a diferencia tuya, no me asusta lo bien que la pasamos, al contrario. Me alegra y no siento temores. ¡Qué bueno que nos hayamos conocido y sigamos descubriéndonos de forma epistolar  y personalmente! En otros tiempo temí perder lo que creía tener, con los años me di cuenta que en la vida recibimos y soltamos (o nos sueltan) todo el tiempo. La famosa impermanencia a la que se refirió Buda. Vivimos por un rato, nos acompañamos en una parte del camino, uno u otro se retira de escena en algún momento. ¿Se sufre? Sí, claro, a veces mucho, otras, menos. 

   También vos aportás brillo a mi vida. ¡Qué bueno! Unos lámparas de otros y viceversa.

   Mucha lata, ¿no?

Un abrazo

María Victoria

PD.: ¿Cuáles son tus fantasmas?

PD.: Bartolo es un amor.

 

 

lunes, 7 de octubre de 2024

Carta 29.

 

En tiempos de redes… ¡cartas!   Nº 29.

                                                                   Lunes 7, octubre, Floresta, después de nuestra primera cena.

¡Hola María Victoria! Espero estés muy bien. Ojalá hayas disfrutado el encuentro del viernes como yo. Durante el fin de semana procesé nuestra charla de cinco horas. La verdad, siento como si te conociera de vidas anteriores, diría un hindú. Es rara y encendida la sensación con la que quedé. Sabés, no encuentro muy bien las palabras y temo ser cursi… Hace mucho tiempo que no me sentía tan a gusto en mi propia casa, en mi patio, con Bartolo presente, las cartas de mi tía y las postales nevadas  ¡todo girando en torno a nosotros ¡ Creo que hasta estuvo presente la escritora linierense Ocho Cortado y su pared epistolar.  El cuento que me contaste del hombre que se barría, tu risa, tu voz, y la mirada  que tenés sobre cada cosa y situación en particular hicieron de la cita una fiesta.

   Te confieso que no salgo del asombro, y digo asombro porque hace tiempo que me ronda una marcada apatía. Estoy contento porque tu presencia aportó un brillo… que me asusta. Y a la vez nada hay para temer. ..

   Lo que tengo claras son mis ganas de encontrarnos más seguido. Vos sos una interlocutora (palabra que adopté) muy valiosa, con la que se puede hablar de todo, disentir, cambiar opiniones… en definitiva, ¡crecer!

Ay Victoria, voy a tocar el “enter” antes que el pudor me detenga.  

José María

PD.: Coincido con vos, habrá mucho por celebrar.

jueves, 3 de octubre de 2024

Carta 28.

 

En tiempos de redes… ¡cartas!   Nº 28.

                                                                                  Viernes 4 de octubre, Floresta, después del eclipse…

   José María, confieso que me hiciste reír con el comentario de tus amigos. ¡La pasaremos muy bien! Y coincido totalmente con lo del amor como tema único, central, todo gira en torno a él. Es una bendición cuando está presente y es una tragedia universal cuando está ausente…  las guerras son sólo un ejemplo. Pero sigan pensando, sintiendo, reflexionando. Aún como granos de arena en la inmensidad de una playa se logran cambios.

   No sos el único ansioso. Busqué y encontré algo en un libro prestado de Ocho Cortado, estoy casi segura que es una autora del barrio de Liniers. Te adjunté las fotos de las páginas del cuento “Anti-fax”.   

Hasta mañana.

María Victoria.

PD.: Bienvenidos el jazz, Bartolo, el vino, el patio, las flores,  y las palabras. Con todo eso celebraremos el encuentro. Intuyo será el primero de muchos.

  



 

Carta 27.

 

En tiempos de redes… ¡cartas!   Nº 27.

                                                                         Viernes 4 de octubre, primavera en este lugar del planeta.

  ¡Buen viernes María Victoria! Todo está  listo para la cena del sábado. Con respeto al postre, elegilo  a tu gusto. Tenemos mucho para charlar,  reírnos y compartir las cartas de papel que me pediste. No son muchas, tienen su tiempo y están escritas en cursiva y con lapicera de pluma. Algunas las recibíamos de la tía Clarita, ella viajaba mucho y le escribía especialmente a mi mamá. Y también algunas tarjetas Navideñas con mucha nieve aún en nuestros veranos intensos. Ojalá la noche lo permita para disfrutar  del patio. Está en flor y con aromas diversos.

   El cuento “Sacapuntas” de Ocho cortado, un seudónimo muy particular, me gustó mucho. Me quedé pensando en el final del cuento… La nieta de la protagonista no se atreve a leer las cartas de su abuela que recibía del pintor, y tiene lógica, leer cartas ajenas da vértigo. Sería como entrar en el universo privado nada menos que de su abuela. Buscaré algo más de Ocho cortado, autor o autora, vaya uno a saber,  me dejó con ganas de más.

   La verdad María Victoria, estoy algo ansioso… espero que las pastas salgan ricas, el vino sea el adecuado y las horas no tengan apuro...

      Anoche estuve con unos amigos. Hace años que nos juntamos cada quince días a cenar, conversamos mucho y a veces intentamos arreglar el mundo… Hasta el momento no lo hemos logrado. Sí sabemos que el amor es el gran tema de la humanidad, por presencia o ausencia. Es el gran tema, tal vez, el único. Así reflexionamos y pensamos hasta avanzada la noche. Soy bastante reservado, pero les conté de nuestra correspondencia, encuentros y próxima cena. No te voy a repetir lo que ellos me dijeron porque no vale la pena… además no me tienen fe en la cocina… Bromas de amigos queridos e históricos.   

¡Hasta el sábado!

J.M.

PD.: ¿Te gusta el jazz? Siempre suena en mi casa ese género musical. Me da alegría. Me remite a algo festivo.  Estimo que habrá mucho para celebrar.

 

 

miércoles, 2 de octubre de 2024

Carta 26.

 

En tiempos de redes… ¡cartas!   Nº 26

                                                                         Miércoles 2, apenas 2 de octubre….

   José María, si te da lo mismo, prefiero sábado para cenar. El lugar donde vos vivís es muy lindo, es un pasaje pintoresco  que linda con los fondos de la Iglesia Catedral Ucraniana. Es cerca de mi casa.  Ya lo charlaremos, pero con respecto a los interlocutores valiosos hay algo muy subjetivo. Por ejemplo, alguien que quisiera conversar conmigo de fútbol se aburriría un montón dadas mi ignorancia y desinterés. Ya hablaremos un montón de esto y mucho más.

   Y mientras esperás el cuento prometido te anticipo este relato de una escritora o escritor  que tiene un seudónimo muy especial: “Ocho cortado”, sin duda es milonguera o milonguero porque el ocho cortado es un paso muy frecuente en el tango. Aquí va el relato:

"Sacapuntas" por Ocho Cortado.

 

   Eran tiempos de cartas, ¡cartas! De papel perfumado y sobre en composé. Una por semana, dos tal vez. Él era un artista plástico que vivía en un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Ella, en la cuidad grande y ruidosa. El cartero frecuentaba esas casas como las palomas a los campanarios de las iglesias. Ese era el vínculo que por diversas razones pudieron construir.

Para Laura no existía sonido más bello que el del timbre que anunciaba la entrega de una nueva carta. Antonio, en cambio, disfrutaba del canto del sacapuntas al desnudar los lápices con los cuales le escribía. Rojos, a veces verdes, negros, violetas. Con la viruta colorida fabricaba sueños que plasmaba en sus cuadros.

Un sábado por la mañana, Laura recibió al cartero una vez más. Era una invitación de Antonio a una muestra de pinturas. Se dirigió hacia el salón de arte ubicado en pleno centro de la ciudad. Perpleja se detuvo frente a un cuadro pequeño pero imponente desde su absoluta sencillez. Predominaba el collage como técnica: papeles de diversas texturas, piedras de colores, pequeñísimo objetos y viruta de lápices. La obra se titulaba "Hasta que me leas". Ella lo buscó entre los presentes. Antonio ya la había distinguido entre la gente. El abrazo duró lo que varias cartas tardaban en viajar de una casa a la otra.

La correspondencia siguió hasta el último suspiro de Antonio. Hasta la última lágrima de Laura.

La obra, con algunas virutas menos, está en mi living. La heredé de mi abuela Laurita junto a un manojo de cartas que aún hoy huele a lavanda y jazmín acompañado del relato de mi madre que con pudor me obsequió esta historia de amor por entregas.

Cartas, ¡muchas! Las guardo en el cajón de mi escritorio. Tal vez, algún día me atreva a leerlas.

   A mí me pareció muy bello el relato, el lugar del narrador escritor, el giro del final. En fin este texto es un anticipo del sábado.

Excelente miércoles te deseo José María.

María Victoria.

PD.: Llevaré el postre. ¿Te gusta alguno en especial? Por casualidad, ¿tendrás alguna carta de papel que podamos leer juntos? Siempre me gustó observar la letra cursiva de las cartas añosas.

 

 

martes, 1 de octubre de 2024

Carta 25.

 

En tiempos de redes sociales… ¡Cartas!           Nº 25.

                                                                 Martes en Floresta. 1º de octubre. Año 2024.

   María Victoria, quiero contarte que me hace muy feliz que hayas aceptado mi invitación. ¿Podés el viernes o el sábado? ¿Te parece a las 20.00? Vivo en el Pasaje Particular que está detrás de la plaza  Ramón Falcón. Es una callecita cerrada de una cuadra, semipeatonal, sólo la transitan los autos de las personas que viven allí. Mi casa es la de los malvones rojos en torno al árbol. Se me nota algo ansioso, ¿verdad? Tal vez sea que en mi rol de chef quiera lucirme o quizá tu visita me movilice un poco…  En fin, espero tu respuesta. Me encantará que me cuentes el cuento “El yoga de la escoba”, no lo busqué porque prefiero escuchártelo. Estoy seguro que la pasaremos bien porque siempre tenemos tema para conversar y así conocernos un poco más.

   Vos solés utilizar la expresión “no abundan los interlocutores válidos”. Vos sos para mí una interlocutora muy valiosa. Y coincido que no es sencillo dialogar con fluidez con mucha gente. Se vibra parecido o muy diferente, eso es todo. En realidad creo que estoy siendo poco claro. Pero personalmente será más fácil de explicar.

   Escribí mucho… Disculpas.

   Hasta cuando puedas.

José María.

PD.: Terminé el libro de Sacheri. Cuando nos veamos te lo devuelvo.

PD 2.: El tango me sigue costando. Las clases son buenas, pero no lo siento en el cuerpo como te pasa a vos. Insistiré un tiempo más. Tal vez… quién sabe… Eso sí, me gusta escuchar  tango.

PD 3.: Te dejo un saludo en 2x4… Suena bien, pero ¿cómo será?